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De un Mundial al Estadio Insular

Se cumplen 40 años de una operación magistral de UD Las Palmas para fichar a Quique Wolff, entonces uno de los referentes de River Plate y capitán de Argentina. El club grancanario superó todas las barreras de AFA y le incorporó con un traspaso de 4,5 millones de pesetas. En 1977 quintuplicó su inversión al traspasarle al Real Madrid

  • MITOS ARGENTINOS
  • 03/08/2014 - 12:59


Manuel Borrego / ©TintaAmarilla.es

Cuarenta veranos atrás, la UD Las Palmas se convertía en noticia de portada en los rotativos deportivos del país y también de Argentina. El modesto club grancanario, a través de una operación llevada a cabo con sigilo en Buenos Aires, lograba hacerse con el fichaje sorpresivo de uno de los jugadores más importantes que vinieron durante la pretemporada 1974-75 de Primera División: Quique Wolff. El polivalente centrocampista era entonces uno de los principales referentes del mismísimo River Plate y ya lucía brazalete de capitán en la selección albiceleste dirigida por Vladislao Cap, componente además del equipo que actuó en la Copa del Mundo de 1974. Fue un traspaso que causó sensación porque Las Palmas había logrado, con sus limitados recursos económicos, la captación de un futbolista que aportaría notables soluciones al equipo que ya apostaba por una eficiente combinación en su plantilla de canarios y sudamericanos.

La inmersión en el fútbol argentino del entonces secretario general, Jesús García Panasco, y del asesor técnico del club, Antonio Betancort, fue determinante. Ambos habían viajado hasta la capital de la República en una etapa en donde la información sobre clubes y jugadores no era tan fluida como en la actualidad. Wolff había terminado su concurso mundialista en Alemania el 3 de julio de aquel año, tras el partido frente a la ahora extinta República Democrática germana (1-1), en el Parkstadium de Gelsenkirchen. A su regreso a Buenos Aires le esperaba un problema: los diarios del país informaban que Wolff había sido apartado de los entrenamientos de River Plate. Un litigio interno abría una puerta a salir de la entidad. El jugador, en su llegada a Gran Canaria, consideró aquella situación como un malentendido con el club de origen, razonando que nunca había sido polémico. Sin embargo, River estaba disgustado con su futbolista al considerarle líder de una revuelta interna en su vestuario, en víspera de la finalización del anterior torneo Metropolitano. Había una reclamación económica colectiva que realizar y Wolff entendía que el club debía ajustarse a los acuerdos con sus profesionales.

A la izquierda, Ley Duarte y García Panasco escoltan a Wolff en el momento de su firma por UD Las Palmas (Eco de Canarias)

Desde finales de julio, García Panasco y Betancort estuvieron realizando gestiones en Buenos Aires porque un segundo obstáculo atenazaba la posibilidad de que Quique Wolff pudiera salir el país. Los diarios de la época cuentan que la AFA había establecido un límite de edad (a superar) para poder viajar a otras ligas durante las siguientes temporadas. Argentina estaba iniciando la preparación del Campeonato del Mundo de 1978 en el que ejercía como país organizador y, por ello, los futbolistas internacionales menores de 26 años no tendrían autorización institucional para abandonar su Liga. El objetivo era tenerles a disposición para preparar partidos y/o entrenamientos sin necesidad de realizar los viajes desde Europa. Esa condición tampoco la cumplía Quique Wolff (21 de febrero de 1949), que al negociar con Las Palmas aún tenía los 25 años de edad.

4.5 millones de pesetas por un internacional

La fecha del fichaje de Wolff por la UD Las Palmas tuvo que esperar. El jugador pidió a River la liberación de este compromiso, con renuncia expresa a la selección albiceleste (la defendió en 48 oportunidades). Y el propio club bonaerense asintió a ayudarle para que pudiera ser transferido al club grancanario, que había realizado una apuesta en firme por sus servicios. El 5 de agosto de 1974, el corresponsal en Buenos Aires de la agencia Alfil rebotaba una información en la que aseguraba que la UD Las Palmas había logrado ya la adquisición del jugador internacional de River Plate. Añadiría, según fuentes de la directiva bonaerense, que la UD Las Palmas abonaría en la operación 80.000 dólares de la época (4,5 millones de pesetas al cambio) y que el futbolista recibiría 900.000 pesetas en concepto porcentual de su fichaje, al margen de un salario que rondaba las 150.000 pesetas mensuales (900 euros actuales). Estos datos serían luego refrendados al producirse su firma.

A la derecha, Rafael Aragón Cabrera, mítico presidente de River Plate, con Betancort y Wolff a la llegada del viaje realizado desde Buenos Aires (Eco de Canarias)

Esa noticia vio la luz en todos los periódicos de España que se hicieron eco de la ‘operación Quique Wolff', aunque a inicios de agosto se especulaba con este fichaje por el club grancanario y por la posibilidad de que Merlo lo hiciera en el Sporting de Gijón. La UD Las Palmas no confirmó entonces la adquisición del futbolista que iba a poner a las órdenes del francés Pierre Sinibaldi. Ni siquiera cuando García Panasco regresó por anticipado a Gran Canaria para traer a la directiva de Attilio Ley el resultado de sus gestiones.

El 12 de agosto se produjo una reunión extraordinaria de la directiva del club isleño en la que se llevó a votación el fichaje del mundialista argentino, a quien avalaba en Gran Canaria su compañero Daniel Carnevali, llegado en 1973 al club isleño procedente de Chacarita Juniors. "La decisión de fichar a Wolff fue unánime" resaltó el presidente Ley al término de la sesión directiva, confirmando el esfuerzo que iba a realizar Las Palmas para traer a tan afamado internacional.

Llegada y debut contra el Betis

El arribo de Wolff a la isla se produjo el 16 de agosto de 1974. Lo hizo acompañado por el histórico presidente del River Plate, Rafael Aragón Cabrera (un año después de nuevo bendijo la venida del delantero Carlos Morete) y de Antonio Betancort, que se había quedado en Buenos Aires para certificar la operación con el ‘sí' directivo. Wolff no firmó su documentación con Las Palmas hasta el 25 de agosto y el debut oficial se produjo el 7 de septiembre de ese año, frente al Betis (3-1) en partido de Liga. Compartió once con Carnevali, Martín Marrero, Tonono (Noly), Hernández, Castellano, Trona, Páez, Germán, Fernández y José Luis.

Desde aquel instante la afición del Estadio Insular empezó a comprobar qué tan extraordinario futbolista había fichado la UD Las Palmas. Le conocían porque un año antes, el 23 de agosto de 1973, había encabezado la selección argentina que jugó en amistoso frente a la UD (2-1), siendo Wolff capitán albiceleste y Tonono de los amarillos.

Jugador polifacético

Wolff, que en su país había actuado como defensa lateral diestro y mediocampista, empezó acoplándose al centro del campo canario con naturalidad exquisita. De inmediato, se comprobó su fútbol elegante, seguro y buen pasador, con un diseño al ritmo de sus nuevos compañeros canarios.

A la derecha, con el '5' que heredó de Tonono (N.R.)

Las prestaciones de Wolff fueron inmediatas e in crescendo en sus tres temporadas en la UD Las Palmas (1974 a 1977). Acumuló 93 encuentros oficiales con un total de 8 goles. Algunos de ellos, especialmente importantes. En la agónica última jornada de la campaña 74-75, Wolff marcó un gran gol al Celta, el de la tranquilidad (3-1) en una jugada que inició en el centro del campo para llevar a cabo un slalom entre zagueros que acabó con un disparo al travesaño y a las redes. Desbordó la alegría de la salvación en un estadio Insular abarrotado.

La alineación de un partido memorable: 25 de mayo de 1975, victoria 3-1 al Celta. El Insular abarrotado porque Las Palmas se jugaba la salvación. Forman: Carnevali, Martín Marrero, Tonono, Hernández, Félix, Castellano -de pie-, Pepe Juan, Wolff, Fernández, Germán y Felipe Martín (N.R.)

El central que suplió a Tonono

Pero lo más importante de la etapa de Quique Wolff en la UD Las Palmas iba a producirse casi de manera involuntaria. En su segundo año de amarillo viviría con sus compañeros el fallecimiento del central internacional aruquense Tonono (a los 31 años de edad), causando un gran impacto moral y deportivo en el equipo. Ese vacío lo acusó Las Palmas, que perdía a un líder en el vestuario y en el terreno de juego. Wolff fue el hombre que eligió Heriberto Herrera para ocupar ese puesto luego de diversas pruebas. El argentino ejerció entonces durante temporada y media como defensa central. Y lo hizo con tanta eficacia y jerarquía que, al finalizar la campaña 1976-77 con la clasificación de la UD Las Palmas para la Copa de la UEFA, el Real Madrid le situó entre sus refuerzos principales para los dos años siguientes.

Tres temporadas después, la venta de Wolff al Real Madrid aún presidido por Santiago Bernabéu, se produjo en una operación que reportó 20 millones de pesetas de beneficio a la UD Las Palmas. El argentino fue uno de los tres fichajes del equipo blanco, junto al germano Uli Stielike (procedente del Borussia de M'Gladbach) y de Juanito Gómez (del Burgos). Por el trío, el Madrid hizo el mayor desembolso de la temporada en España: 128 millones de pesetas.

A la izquierda, los tres fichajes estrellas del Real Madrid 1977: Juanito, Wolff y Stielike (RM)

El genio de Fuengirola, Juanito, quedó entusiasmado por la eficacia del refuerzo blanco para su línea defensiva. "Wolff cubre la labor de marcador, de hombre libre, de medio defensivo, de organizador, ... Sabe irse al ataque y mueve la pelota con la mejor técnica del futbolista sudamericano. Será un hombre importante para cualquier equipo", declaró al coincidir con él en la Casa Blanca.

El fichaje del hombre de River Plate cumple ahora cuarenta años. Le siguió Carlos Morete, un jugador que dejó también gran huella entre los aficionados de la UD Las Palmas por su contundencia en las porterías rivales (99 goles en 174 encuentros). Nunca después otro jugador de los dos grandes de Buenos Aires tuvo un billete directo hasta el representativo grancanario hasta Walter Pico (1996) ... 40 años después lo hace un xeneize de Boca: Sergio Araujo, en otra gestión negociadora para enmarcar.

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