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Un hilo de duda; un segundo tarde

En tres de los cuatro goles del Numancia existen acciones indecisas de los amarillos, siendo permisivos con su rival hasta la zona de remate. Un nuevo ciclo bajón anímico durante un partido causa estragos en las aspiraciones del equipo

  • LA MOVIOLA
  • 22/03/2015 - 01:07

M.B.

Sergio Kresic, el último hombre que llevó a la UD Las Palmas a la Primera División, decía: "un hilo de duda que hiela un segundo el cuerpo a un jugador es un gol que no entra o un sitio al que llega un segundo tarde". Esa frase, aplicada a cualquier momento de la competición, puede explicar algunos sucesos del campeonato, cómo un equipo que dominaba durante dos tercios de la competición atraviesa sus propias lagunas en los partidos, instantes de duda, miedo o desconcierto que le pudieron llevar a derrotas de especial significado como la padecida este sábado en Soria.

El varapalo no tiene coartadas. Ocurre en un partido en el que vuelven a aparecer lagunas preocupantes, paréntesis en los que desaparece el líder que ha iluminado la clasificación durante tantas jornadas. En las jugadas de los goles del Numancia en la portería de Casto, al menos en tres de ellas, quizá hay parte de esa explicación.

En el 1-0, obra de Julio Álvarez, se producen dos momentos aciagos. El primero es el instante en que el balón pasa por encima de la cabeza de Ángel López, que titubea a la hora de cerrar el espacio que en velocidad gana el siempre activo Natalio. Pero esa primera acción se ve reforzada con una segunda: Julio Álvarez, el autor del gol, corre decidido hacia el punto de penalti donde Roque Mesa tiene una indecisión y no llega a tiempo para evitar un remate sin oponentes.

La jugada del 2-0, marcada por el grancanario Juanma Marrero, encuentra también dos instantes de felices decisiones del Numancia. Tienen que ver con la pizarra. Hay un buen centro de Álvarez y una acción de arrastre de los jugadores sorianos, que forman un muro con tres amarillos enfrente. Sin embargo, uno de ellos libera a Juanma, le deja un metro de distancia, y el zurdo del Numancia conecta un cabezazo inapelable. Estaba liberado de ataduras y su gesto técnico, en el movimiento del cuello, roza la perfección.

El 3-0, que vuelve a coronar un cuarto de hora de insultante efectividad soriana, lo marca Gaffoor. De nuevo Alvarez mete en apuros a Casto con un centro que lleva rosca y al que a punto están de llegar dos de sus compañeros. Ningún zaguero amarillo se cruza en el camino y el portero, con un guantazo, parece alejar el primer peligro. Sin embargo, congelados, los defensas de Las Palmas aún toleran una recuperación de Natalio, un centro al primer poste y la llegada del goleador Gaffor centésimas antes que David García.

El 4-1 es un golpe de suerte. La rosca envenenada de Julio Alvarez, desde el corner, pasa por encima de Casto y golpea el poste antes de entrar. Hay mucho mérito por parte del ejecutor y errores de cálculo de los guardianes amarillos.

Pero, ¿hemos de interpretar como un hecho aislado la goleada del Numancia?, ¿tiene una explicación sedante las lagunas anímicas en los partidos de los amarillos?. Ese hilo de duda que observamos en varias jugadas no es buen aliado para un equipo que se pone como objetivo lograr el ascenso. Hay maneras de perder, pero esta fórmula lograda por el Numancia aderezada en el momento en que se encuentra la temporada, duele. Y mucho.

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