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El gol que reventó un Las Palmas-Granada

El astuto delantero Erasto León anotó a portal vacío tras una inocente acción del portero Otero. La concesión del tanto desató una oleada de protestas de los andaluces

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  • 25/12/2015 - 11:47

M.B.

De los episodios registrados entre la UD Las Palmas y el Granada, en el Estadio Insular, pasó a la memoria de ambos equipos uno de los goles con más carga polémica en partidos de Segunda División, en una temporada en la que el equipo amarillo iba camino de Primera. El Granada volvía aquel día a ser un rival incómodo, al que costaría batir. Pero una jugada reventó la tarde, con un gol de pillería del palmero Erasto León.

La acción sucedía al borde del final del primer tiempo. Erasto había colgado en el área un balón al que acudía a rematar el joven delantero entonces, José Manuel León, que contactó con el portero grandino Otero en el aire. El meta, sin embargo, se hizo con el esférico pero, con él en las manos, acudió a discutir con el colegiado una presunta falta que había recibido del extremo grancanario. Cuentan las crónicas de la época que León se desentendió del acto de la reclamación pero no Erasto, que se quedó observando el diálogo entre el árbitro navarro José Luis Orrantia y el veterano arquero visitante.

Otero dejó que el árbitro se alejara del área y colocó el balón en el suelo. Dio la espalda y se fue a su portería tomando ventaja para el saque de una hipotética falta. Ese momento fue el que aprovechó Erasto para disparar y marcar a placer el 1-0. La sorpresa general se adueñó de los jugadores visitantes al comprobar que Orrantia señalaba el centro del campo dando validez al gol. Los defensas y meta granadinos interpretaron que el árbitro había pitado una falta, cosa que no ocurrió. Corrieron entonces a rodear al colegiado del partido, al que acorralaron, protestaron y hasta llegaron a golpear. Pero la decisión se mantuvo intacta y Las Palmas ganó 1-0 aquella difícil tarde en la que el Granada abandonó la isla con un potente berrinche.

En el equipo visitante, su entrenador Ignacio Eizaguirre no llegó a comprender del todo lo ocurrido. Y las críticas se dirigieron exclusivamente al portero Otero, al dejar inocentemente el balón en el suelo sin la certeza de la falta que reclamó. En ese Granada jugaba un incipiente Pirri, más tarde futbolista internacional del Real Madrid.

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