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"Estados Unidos está muy lejos"

Leticia Romero y Leonor Rodríguez saborean la única medalla grancanaria en los Juegos de Río, ilusionadas porque "para el resto de los equipos, la plata es nuestro oro"

  • GENTE CON DUENDE
  • 24/08/2016 - 12:38

Manuel Borrego

Leticia Romero (25 de mayo de 1995) es tan joven que se hace un lío a la hora de contarnos sus recuerdos olímpicos más lejanos en el tiempo. Se mezclan las escenas en su mente. "A ver: La primera imagen que tengo es la de los jugadores de la selección española de baloncesto con la cinta de la bandera de Japón en la cabeza, tras ganar la medalla", argumenta convencida la jugadora de Agüimes, que junto a su compañera Leonor Rodríguez (21 de octubre de 1991) el pasado sábado se subió al segundo peldaño del cajón de los Juegos de Río, para traerse a España la medalla más valiosa del basket femenino. Leticia se refería al Mundial de Japón, donde España fue oro en 2006.

Esa referencia delata cómo ha galopado la vida hasta agosto de 2016. En apenas unos años ha pasado de ser telespectadora a protagonista de unos Juegos Olímpicos. Está ahora en la ruta de los homenajes con instituciones, patrocinadores, ... amigos.

Las dos jugadoras medallistas, únicas preseas de Gran Canaria en la edición de 2016, se sienten felices y cansadas. Gozan la sensación del deber cumplido y la exigencia de acudir a los distintos actos que reclaman su presencia con el preciado trofeo al cuello.

Nos hablaron este miércoles de sus vivencias en Río de Janeiro donde han vivido un sueño y ambas son conscientes de que "todavía no sabemos valorar lo que hemos hecho".

Las reflexiones de Romero

"Nunca hubiese pensado de haber estado en unos Juegos y menos ganar una plata. Todavía no sé lo que significa todo esto. Tenemos un subidón de haber vivido esta experiencia, de subir al podio, de todo esto ...", confesaba luego de haber explicado decenas de veces cómo fue ese partido final donde Estados Unidos revalidó su corona.

Leticia ha vivido un sueño. "No tengo recuerdos de Atenas o Sydney ... Me acuerdo de Pekín. Veía todos los juegos, los distintos deportes. También de Londres ... Soy una privilegiada. Es la primera medalla olímpica del baloncesto femenino y estaba en ese grupo de jugadoras. En estos días he recibido mensajes de jugadoras a las que yo admiraba, que han estado antes en la selección. Nos dicen que están superorgullosas de nosotras, eso nos llena mucho. Ellas están tan felices como nosotras", confesó.

Todos los rivales estaban al alcance del equipo hispano, pero no así el campeón. "Estados Unidos está muy lejos. Se nota, se ve en los partidos. En la final le aguantamos un cuarto y medio. Pero me da esperanza el saber que son superiores físicamente, pero no técnicamente. Podemos competir contra ellas, hay que trabajar mejor aspecto en lo físico", reflexiona.

"En Estados Unidos se trabaja mucho lo físico. Están a años luz del resto. Yo vengo de allí, donde estoy jugando ahora. Nos da esperanza, sin embargo, el haberle hecho frente, porque esperamos que la distancia se acorte" para las próximas citas.

Todo empezó poco a poco. La medalla se fraguó en otros partidos. "Teníamos un punto de confianza por los éxitos en anteriores torneos internacionales. Antes había menos medallas que ahora (...) No fuimos con mentalidad de ganar medallas, sino de competir. Queríamos ir muy lejos", añade Leticia.

La canasta de Ana Cruz

"En la fase de grupo nos encontrábamos muy bien. Pero después de ganar a Turquía en cuartos, con la canasta increíble de Ana Cruz, de aquella manera en que parecía que se le escapaba la pelota, pensábamos que era nuestra oportunidad. Especialmente cuando vimos a Serbia en las semifinales".

Los Juegos no es solo la competición. La congregación de deportistas de élite le permitió sentirse especial. "En la villa olímpica encontramos una unión entre las chicas, de distintos deportes. Nos encontrábamos con las de balonmano, natación sincronizada, con Mireia, ... nos preguntábamos cuándo jugaban. Nos animábamos entre nosotras. Las chicas españolas nos ayudábamos mucho, íbamos a vernos unas a otras. No me sentí parte del equipo de baloncesto exclusivo, me sentía parte del equipo de chicas olímpicas de España y del Comité Olímpico Español. Fue un fuerte más para competir", relata.

"Siete juegos como García Bragado no lo creo. En baloncesto no es fácil. Estoy contenta de jugar mis primeras olimpiadas con 21 años de edad. Pero estaré con la selección hasta que el cuerpo aguante", culmina.

La plata, como oro para Leonor

"Estamos valorando la medalla pero no lo que conlleva. Hemos sido la única medalla de Gran Canaria y de las pocas de España. Nunca el baloncesto femenino había conseguido algo así. Cuando nos retiremos seremos conscientes de todo esto", reflexionaba también en voz alta Leonor Rodríguez.

Coincide con su compañera en que ganar el oro era un imposible, al menos por el momento. "Estados Unidos está muy lejos. Es verdad. Nuestra medalla de oro, al igual que el resto de equipos, era ganar la plata. Ellas (Estados Unidos) son el dream team del 92, pero en versión femenino. Nos metimos en la final, lo intentamos, pero cuando se fueron en el marcador lo que hicimos fue disfrutar de cada jugada, de cada canasta".

"Fuimos fijándonos nuestros objetivos a medida que avanzaba la competición. La clave fue la humildad", añadió antes de valorar que, tras haber participado en otros torneos, "Nada es semejante a los Juegos Olímpicos. Estuvimos conviviendo con los mejores deportistas de todos los países durante un mes".

La experiencia vivida en Brasil rompió los pronósticos e, incluso, los argumentos de aquellos que renunciaron por temor a problemas de salud. "Los mosquitos no picaron a nadie. Fuimos con repelentes, pulseras, con todo tipo de precauciones. Pero al cuarto día ya pasamos de todo. No hubo un sólo problema, todo estaba controlado por la organización".

La ruta de los homenajes sigue. Tienen unos días para acudir a las citas, y una vida por delante para contar cómo se convirtieron en leyendas del deporte grancanario.

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