La contracrónica

Los dos primeros récords de Jesé

Galería: C. Torres

Miguel Ángel Ramírez mira a la grada del Gran Canaria, emocionado. Jesé le convence para distribuir uno de los balones de obsequio (C. Torres)

M.B.

En apenas una aparición en el Estadio de Gran Canaria, esta vez como jugador de la UD Las Palmas y con los colores de su tierra, Jesé Rodríguez ya tiene dos registros.

De una parte, congregar a diez mil almas en el graderío principal del recinto. Personas de toda índole, llegados de distintos puntos de la isla, acudieron a verle y tocarle -espontáneos hubo como si se tratara de una estrella del rock-.

Jesé salió y con micrófono en mano les habló para decirles cuáles eran sus intenciones y sus propósitos, sin dejar de enviarles un pío, pío de corazón. Jesé puso el listón muy alto, superando el ambiente de las recepciones a Juan Carlos Valerón y a la del mismísimo Kevin Prince Boateng.

Nunca en la historia de la UD Las Palmas se había generado tanta expectación por un fichaje. Más agradable es ver que se trata de un jugador de la tierra, que se ha ganado un nombre en el fútbol internacional con el Real Madrid y la selección española. Porque el paso por el París Saint Germain ... ni siquiera se lo tienen en cuenta.

Ese primer registro vino acompañado de otro. Logró con su presencia y la de miles de seguidores amarillos emocionar al hombre de hielo: Miguel Ángel Ramírez. No pudo ocultarlo en su semblante. Al presidente le tocó su instante de gloria. Viene de muy lejos con la Unión Deportiva. De las profundidades del proceso concursal, de la Segunda División B, de las batallas para permanecer en Segunda A, de la lucha constante para equilibrar presupuestos, cubrir con los acreedores y pelear en los juzgados hasta el último céntimo. Este martes, fría tarde de invierno y cielo gris, miles de grancanarios le expresaron su agradecimiento. De las aguas turbulentas solo se acuerdan los que se salvaron de un naufragio. Hoy su nave viaja muy alto y muy querida por doquiera.

Viene Jesé para 18 partidos. Igual no serán sólo esos. Al tiempo.