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Contracrónica

Impotencia: previsible, horizontal y lento

  • ENTRE BASTIDORES
  • 24/09/2017 - 20:06
Impotencia: previsible, horizontal y lento La desesperación de Jonathan Calleri, este domingo ante el Leganés (C. Torres)

M.B.

La UD Las Palmas reflotó viejos o recientes fantasmas, los que ponen de uñas hasta a sus leales. Lo ha hecho en dos ciclos distintos de la breve Liga en curso: en las primeras jornadas y, tras las dos victorias, en las dos fechas más reciente. Sin embargo la sintomatología del partido de Leganés es realmente preocupante, como para quitar sueño. Y más cuando el propio instructor del grupo subraya entre sus conclusiones que los jugadores sintieron impotencia.

Ese sentir está asociado a un fútbol previsible, horizontal y lento en su ejecución. Así, Las Palmas se extravió en una tarde gris sin encontrar los caminos del gol. Parte de culpa la tiene el Leganés, que vino a hacer lo suyo. Eso entraba en los presupuestos del día. La otra porción más importante es responsabilidad de los propios actores grancanarios; los que están en el verde y los que modelan el diseño futbolístico.

La senda de ese fútbol ofensivo tiene que desembocar en Calleri, porque así es el esquema diseñado esta temporada (4-2-3-1 o 4-1-4-1). El delantero argentino se ha convertido ahora mismo el termómetro para comprobar el estado de salud del juego. Si el balón pasea lentamente de lado a lado, con conducciones individuales y no le encuentra, es la señal inequívoca que ese modelo es enfermizo. Y tiene poco recorrido en una Liga tan dura como la Primera División.

Calleri apareció dos veces y estuvo cerca de hacer la hombrada otra vez. Fueron balones directos al área. El argentino no dejó de pelear, ganó por entusiasmo cada una de las pelotas que le enviaron, por poco favorables que le parecieran. La responsabilidad estratégica está en encontrar esos senderos hacia el gol, con variaciones de estilo, de piezas e, incluso, de diseño. Y no sólo con Calleri como único recurso.

Todo lo que realizó Las Palmas este domingo resultó estéril. Esa palabra es la que más se aproxima a la mencionada por Manuel Márquez.

Las bajas tan importantes existían. Lo entendemos como un atenuante. Pero del lamento no se vive en la superdivisión; sí de soluciones. Y ya, con mes y medio consumido, la siguiente palabra que no debe aparecer es ansiedad o necesidad. Porque si así fuera, aviados estamos.