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Opinión

Ayestarán no es el problema

Por Manuel Borrego

  • ENTRE BASTIDORES
  • 20/11/2017 - 10:51
Ayestarán no es el problema Lemos y Viera dialogan antes del saque de un libre directo (C. Torres)

Paco Ayestarán es el nombre del día, acaso el de las últimas semanas. La mirada simple de esta gran crisis -léase deportiva- de la UD Las Palmas está dirigida ahora casi de forma exclusiva hacia él. Parece un clamor colectivo; un clamor desproporcional y, a nuestro juicio, injusto. Ayestarán no es el problema. Se ha convertido en otra víctima más de la riada.

El entrenador vasco es hasta ahora una mala elección. Porque lo que quiera que está destruyendo por dentro a este hermoso proyecto de Primera de la UD Las Palmas él no ha sido capaz de frenarlo como máximo responsable del grupo que elabora la manta de resultados. A este paso se lo llevarán estas aguas revueltas, como antes lo hicieron con Manolo Márquez y como cayó en la desdicha el ciclo final en el club de Quique Setién.

Ayestarán, sin embargo, tiene muchas respuestas. Sólo él sabrá por qué se ha convertido en el primer entrenador en la historia de la UD Las Palmas que trabaja a diario a escondidas, sin testimonios informativos en sus sesiones. Porque, incluso los profesionales de la información, opinarán sin conocer cómo es la totalidad de su trabajo, en qué condiciones lo realiza o el clima ambiental interno que lo rodea. Lo que se ve en los partidos es el resultado del mismo: hay evidentes signos de mejora en el equipo, pero son incompletos aún porque sus defectos de contención los devora como un monstruo insaciable.

Hoy sabemos que fue un error de grandes dimensiones no calcular los efectos del declive del equipo desde febrero de 2017 hasta esta fecha. Si tomamos como referencia lo que ha hecho en Primera Las Palmas después de ganar 3-1 al Valencia (precisamente en el debut de Ayestarán con el equipo ché) nos salen unos datos demoledores, que acongojan: 23 derrotas, 2 empates y 5 victorias ... Y, el más doloroso de todos, 73 goles encajados en este periodo que cabalga en dos temporadas. No es culpa de Ayestarán exclusiva y las raíces de este infierno no están en noviembre, sino antes. No abortarlo a tiempo ha sido la peor de las decisiones porque ni los propios jugadores tienen respuestas reales de lo que sucede.

La UD puede necesitar un cambio, encontrar a un nuevo líder del banquillo que sea capaz de todo. Aún está a tiempo. Pero lo que realmente requiere este proyecto es una catarsis completa para renacer porque va camino de quedar en cenizas. Y para frenar la fractura que cada vez es más grande con su afición. En este caótico escenario Ayestarán es una parte, no el todo.

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