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Lemos y la obra charrúa inacabada

La marcha del zaguero internacional reafirma una maldición en la aportación de los jugadores uruguayos en la UD Las Palmas. El Pollo Vidal, sin duda, el más constante y rentable

  • ENTRE BASTIDORES
  • 23/01/2018 - 21:07
Lemos y la obra charrúa inacabada A la derecha, la última imagen de amarillo de Lemos, junto a sus compatriotas Silva, Belza, Vidal (arriba), Bertinat, Rey y Bogliacino (debajo)

Manuel Borrego

La confirmación de la marcha de Mauricio Lemos, cuyo futuro ha quedado en manos del Sassuolo italiano, subraya un hecho que ya es tradición en la UD Las Palmas: las obras incompletas del fútbol charrúa en el equipo amarillo.

Argentina (51 jugadores) es la gran cantera internacional de la UD Las Palmas con una producción notable en líneas generales. Hubo grandes decepciones también, pero el fútbol albiceleste ha dado importantes satisfacciones a la afición amarilla.

Sin embargo, Uruguay conserva una maldición que no ha podido abortar Mauricio Lemos, a pesar de haber jugado dos campañas entre 2016 a 2018, con un total de 49 partidos y 5 goles, algunos de belleza y dificultad constratada.

La apuesta por Lemos queda incompleta, aunque el club podría compensarla con un traspaso que está en manos del conjunto trasalpino.

Estos son sus compatriotas antecedentes y la labor que dejaron en la entidad amarilla:

Carlos Gutiérrez (llegó en 1955, procedente del Real Jaén) como refuerzo de la segunda vuelta en Primera División. Pasó a la historia por ser el primer jugador de raza negra de la entidad amarilla, con apenas dos partidos como concurso antes de la rescisión de su vínculo para seguir carrera en el CD Málaga.

El portero Nilson Bertinat (arribo en 1978, desde el CD Tenerife) no tuvo oportunidad de mostrar sus condiciones ni el público del Estadio Insular tuvo una opinión sobre sus cualidades. No llegó a debutar porque en aquella época estaba en su esplendor Daniel Carnevali, el hombre récord de partidos consecutivos en la portería amarilla.

Hubo que esperar tres años para ver al siguiente jugador nacido en Uruguay. Fue Alberto Martínez (estreno en 1981, tras su paso por el Viena SC de Austria). Fue un centrocampista inconstante a pesar de su experiencia y de poder disputar un total de 34 partidos (5 goles) entre Liga y Copa. No tuvo continuidad en el equipo tras una única temporada.

Posiblemente Daniel Vidal (traspasado en 1989 por el Peñarol) podría considerarse como el uruguayo más rentable o, al menos, el que más caló entre los aficionados grancanarios. Vidal estuvo cinco temporadas con la UD Las Palmas, en dos etapas y ambas en Segunda División. Sin duda, la de 1989 a 1992, fue la más notable, con un total 124 partidos y 30 goles anotados. La desgracia de las lesiones en la rodilla impidieron tener continuidad y un posible traspaso a un club superior. Rápido, ganador, aguerrido y oportuno en el área. El Pollo Vidal es el mejor sabor de boca charrúa en el equipo amarillo.

En orden cronológico, Eduardo Belza es el siguiente de la lista (llegado en 1990 desde el CD Tenerife). El meta vino en un mal momento del club, en plena caída hasta la Segunda B. Jugó 67 encuentros pero el descenso acabó con su ciclo deportivo en la entidad.

Pepe Rey (1991, con el antecedente en Rentistas de Uruguay) fue el siguiente. El zaguero zurdo tuvo apenas 8 partidos en un año aciago del club, en la misma trayectoria esa temporada que sus anteriores dos compatriotas. Desde la UD siguió hasta Pontevedra, afincándose en Galicia tras su retirada.

Cristian Kily González (2003, traspasado por Defensor de Montevideo) llegó a la entidad amarilla como internacional absoluto de su país. Era defensa central (27 encuentros, 1 gol) no encontró en Las Palmas un rol dominante como tenía en su país, en otra campaña que acabaría en el segundo y último descenso a Segunda B.

Mariano Bogliacino (2003, también de Peñarol) fue un fichaje sensación aquella misma temporada. Con 23 años, el centrocampista estaba llamado a grandes proyectos en el fútbol internacional (que luego confirmaría especialmente en el Verona). En Las Palmas no encontró su juego, en un equipo desquiciado, a pesar de actuar 25 partidos en los que anotó dos goles. Bogliacino y Kili González abandonaron el club en 2004, tras la caída a la División de bronce.

Otro defensa central, Andrés Lamas (2009, cedido por el Recreativo) se incorporó al proyecto amarillo también en Segunda División. Su debut fue explosivo, con dos goles de cabeza en una victoria 4-0 ante el Albacete. En total actuó 22 partidos (4 tantos) sin revisión de contrato al finalizar la campaña precisamente con Jémez salvando al equipo en la última jornada.

El penúltimo de la serie, antes de Lemos, fue Marcelo Silva (2014, cedido por el Almería). Se le recordará por haber participado en el año del ascenso a Primera con Paco Herrera, con 22 partidos y 1 gol. Pero la UD no ejerció opción de compra al final de temporada, a pesar de que el central dejó entrever grandes posibilidades físicas y técnicas. Siguió su carrera en el Valladolid.

La última imagen de Lemos ilustra esa maldición a la que nos referimos. En su último partido, el zaguero internacional uruguayo debió escuchar pitos desde la grada y, ni siquiera, tuvo la oportunidad de una despedida acorde a su rol teórico en el club. Jémez le relevó en el descanso de su último día ante el Valencia, casi una metáfora sobre la contribución hasta ahora del fútbol charrúa en la UD Las Palmas.