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Opinión

  • Cuando alguno de mis jugadores me comenta cómo ha sido capaz de estar condicionada su trayectoria deportiva por aquella u otra causa, siempre les digo lo mismo porque el buen futbolista reside dentro. "El talento es como el agua, aunque se filtre y pueda desaparecer durante un tiempo, siempre brotará por algún sitio". El futbolista con talento también es así.

    La frase la enmarco dentro del contexto final de la temporada de la UD Las Palmas. El equipo está en una posición muy óptima y en estos momentos hay jugadores de cantera que están sorprendiendo con un rendimiento elevado, instalados en el once titular. Tana es un ejemplo de ello, aunque no pueda estar presente en Murcia por sus molestias. Él y Asdrúbal representan la madurez que han adquirido en tan poco tiempo, en su primer año como miembros de la plantilla profesional.

    Tana ya era un jugador muy notable desde su infancia. Y tengo la sensación que todavía va a darle a la Unión Deportiva mucho más, porque está crecido y es un jugador diferente a nivel técnico y táctico sobre todo en el aspecto ofensivo. Es un futbolista tipo Izco; es una alegría para la vista y, como profesional del balón, resulta un ejemplo para el resto de los jugadores ya que ha sabido sobreponerse a situaciones adversas en su trayectoria. Ser descartado por técnicos y equipos no significa que todo aquello que lleva dentro pueda aparecer un día.

    Detrás del momento actual de Tana hay muchos apoyos y ayudas, pero también un talento natural que, de no haberlo, no sería posible su irrupción en el fútbol profesional como está ocurriendo ahora.

    El caso de Asdrúbal Padrón es diferente, si bien ha sufrido contratiempos personales en forma de lesiones que pudieron en un momento dado abortar su camino. Ha vivido en un entorno futbolístico que ha sabido orientarle en esos instantes. Eso es muy importante. Pero Asdrúbal ha puesto el resto: la raza y la actitud que caracteriza su fútbol.

    El momento de nuestros canteranos es un regocijo para todos; no sólo ellos. Pero han de captar el mensaje también de que esto es un momento puntual, en el que se requiere una continuidad. El fútbol es más que una o diez jornadas; son 38 partidos multiplicados por diez años. Ahí es donde sabremos dónde acabó esta riada.