Detrás del valioso empate de la UD Las Palmas en feudo de la Real Sociedad hay una colección de nombres propios. Rara vez un partido que acaba 0-0 deja tan satisfecho a sus espectadores como ocurrió este domingo, pudiéndose observar entre todos los actores un magnífico brindis al esfuerzo y a la ambición.

Pero si hubo un jugador con luz propia en el once de la UD Las Palmas ese fue otra vez Dario Essugo. La inmensa labor del joven portugués de 19 años, a nuestro juicio el dandy de Anoeta, se reflejó a lo largo de los más de 90 minutos de juego. Essugo estaba en todas partes, vaciándose para contener con su esfuerzo a un centro del campo tan sólido como el de la Real Sociedad.

Robó ocho balones a los rivales en situaciones de riesgo para los amarillos, a veces tras recorrer decenas de metros desde el otro lado del campo. Aportó seguridad y solidaridad para que los amarillos pudieran estar metidos en un encuentro mirando a los ojos a uno de los conjuntos más en forma del momento.

Ya no se puede hablar de él como un jugador en formación o una alternativa aleatoria. Su crecimiento profesional desde la llegada a la UD Las Palmas es exponencial, ganándose con creces un rol en el equipo que se antoja actualmente indispensable.

Diego Martínez no lo utilizó en la exitosa visita al FC Barcelona, porque las cuarto tarjetas que aún conserva desde el 2-3 con el Mallorca aún le persiguen. Pero día a día sigue pasando pruebas de fuego, exámenes de máximo nivel que no pasan inadvertidos.

Hasta el punto de que horas después de su gran labor ante la Real, su nombre reaparece en The Sun para colocarlo como futurible del Leeds United, presuntamente dispuesto a negociar con Sporting de Lisboa cuando termine la cesión en la UD Las Palmas.

Ese nombre del jugador lisboeta también se relaciona con el Real Madrid ahora, al Barcelona en el pasado verano y a cualquiera que esté dispuesto a potenciar su sala de máquinas con un motor de gran cilindrada.