El recuerdo de ...

El extraordinario 'pentatleta' Abilio Mendes
Manuel Borrego
Manuel Borrego
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23/06/2024
Abilio Mendes, tercero de pie desde la izquierda, con un grupo de atletas antes de un entrenamiento (TA)

Practicó cinco deportes hasta que volcó en el balonmano la agilidad del gimnasta y la potencia del jabalinista

Juana Mendes, la hermana mayor de Abilio, recuerda que “éramos niños y tuvimos una infancia muy bonita, cerca de la Playa de Las Canteras. Nuestra casa estaba entonces en la calle Portugal y el sitio habitual de juegos era la arena rubia. Nuestra riqueza era la felicidad”.

 

Ya intuían entonces en la familia Mendes Carvalho que el joven Abilio iba a desarrollar una vida que llegó a tener cinco dimensiones en el deporte grancanario de la época. Abilio (Fernando Poo, 23 de diciembre de 1954; Las Palmas de Gran Canaria, 8 de agosto de 2011) era el segundo hijo de Juan Mendes y Juana Carvalho, emigrantes de Santa Isabel de Fernando Poo (actual Malabo, la capital de Guinea Ecuatorial). “Mi padre era mecánico de barco, de una naviera, por lo que solía zarpar para sus tareas. Todos nacimos en la actual Guinea Ecuatorial, pero realmente somos canarios de costumbres” y vivencias.

 

Abilio fue el hermano más popular de la familia. En los años setenta y ochenta del pasado siglo copaba titulares de prensa, porque era entonces un extraordinario jugador de balonmano e integrante de la mejor etapa de este deporte en la capital oriental del Archipiélago. Sin embargo, tenía tales cualidades atléticas que habría triunfado en la disciplina que hubiese elegido.

 

“Abilio era especial, desde chico lo fue. Mi madre decía: No sé dónde va a acabar este niño porque no tiene tiempo para otra cosa que no sea el deporte”, recuerda Juana a los lectores de Tinta Amarilla. Y es que su hermano menor había comentado a sus padres que “quiero practicar todos los deportes que pueda. Porque es lo que más me gusta”.

 

Lo tenía muy claro desde el principio. Y así se incorporó a la sección de natación de la UD Las Palmas como aprendiz en el Julio Navarro. “Fue idea mía, porque quería hacer este deporte. Sabíamos nadar, nos habíamos iniciado en la playa. Yo abandoné pronto y él siguió durante un tiempo en la piscina hasta que decidió pasar al atletismo”, matiza Juana.

 

El CAUEI (Club Atlético Universitario Escuela Industrial) lo recibió con los brazos abiertos, pero … no solo eso. “Le pidió a mi padre que le apuntara en gimnasia, porque era otro deporte que le gustaba desde la escolarización en el Virgen del Pino. Y la desarrolló en el Gimnasio Las Palmas. Él no quería que nadie lo acompañara a los entrenamientos y a las competiciones, porque se sentía desde pequeño autosuficiente para ir de aquí para allá”.

 

Tres deportes, tres competiciones federadas

 

Y llegó un momento en su vida que, siendo también jugador de balonmano a través del Pepsi Sansofé (se entrenaba en Santa Catalina), el joven Abilio estuvo combinando hasta tres deportes federados de forma simultánea. Lo hacía con éxito además: “Ya había abandonado la gimnasia, pero practicaba balonmano y atletismo con Sansofé y Cauei respectivamente”. Y, a la vez, empezaba a jugar al fútbol como extremo del CD Firgas. Buscaba tiempo para todo de tal forma que los fines de semana se tenía que organizar para actuar en tres competiciones distintas de tres deportes diferentes.

 

Bajo la formación de Jesús Telo Núñez, en el Gimnasio de Las Palmas, había logrado ser segundo en el Trofeo organizado por el club en 1969. Pero ya estaba haciendo sus apariciones en el mundo del atletismo, donde iba a lucirse especialmente como integrante del entonces equipo del mencionado CAUEI. En 1972 Abilio logró colocar la jabalina a 52,22 metros de distancia, firmando la segunda mejor marca regional de esta modalidad y convirtiéndose en el segundo atleta canario en superar el medio hectómetro. Aunque en 1973 incluso superó ese registro, con 54,10 metros en el transcurso del Trofeo Virgen de Loreto.

 

Con el Cauei formó parte del equipo que en junio de 1974 logró el ascenso a Segunda División nacional por equipos, participando en jabalina con una marca de 51,95. Completó su ciclo atlético como integrante de la selección de Las Palmas.

 

Veloz extremo del CD Firgas

 

“Abilio era también muy rápido. Fue velocista y corría en los relevos de su equipo”, añade su fiel amigo y jugador de balonmano Boro Eizaguirre. En efecto, había sido integrante en 1972 del cuarteto que batió el récord de Canarias de 4x100 metros lisos, con una marca de 45,1. Sus compañeros del carrera fueron Viera, Guimare y Blanco. “Eso le sirvió mucho en el fútbol también. Como extremo, cuando iba lanzado hacia el área rival, era imparable para los defensas”. Mendes Carvalho jugó al fútbol hasta diciembre de 1974. Y recordaba que había decidido abandonarlo porque “me provoca más lesiones que otros deportes”.

 

El balompié lo había abordado en la temporada 1969-70. Debutó el 24 de septiembre frente al Hespérides (0-3), en un partido de la Copa de Gran Canaria de Primera Regional. Aquella noche en el López Socas dio dos asistencias. “Llegó a probar incluso en la Península, durante unos meses en un equipo de Andalucía, para volver de nuevo a la isla y reintegrarse en el balonmano”, recuerda su ex compañero del Canteras, Diego Borrero.

 

“Abilio era bueno en todo”, refleja Boro. “Era un atleta fantástico, un gimnasta increíble y como jugador de balonmano dejaba su estela acrobática en todos los partidos”.

 

Boro era amigo personal en sus años mozos; estaban tan asociados que “nos considerábamos como hermanos. Recuerdo que íbamos a la playa de Las Canteras y Abilio se acercaba al muro. Le pedíamos que diera una exhibición. Y entonces Abilio comenzaba a saltar, con movimientos combinados, flexibles, ágiles y precisos. Todo el mundo se paraba a observar esa agilidad suya personal, tanto los que paseaban por la orilla como la gente que estaba en el paseo. Abilio era un atleta fantástico, inigualable”.

 

Balonmano hasta la retirada

 

Fue el mundo del balonmano el que finalmente lo ‘atrapó’, pasando a ser un jugador estrella en los equipos canarios hasta su retirada. Después del Pepsi, gozaron de sus servicios el Canteras UD, el Tres de Mayo y el Escaleritas. “Y estuvo un año en las filas del Marcol de Valencia, que entonces era uno de los equipos poderosos de España. Además, yo recuerdo en una ocasión a tres señores con el escudo del FC Barcelona que hablaron con él para poderlo fichar. Pero Abilio …, a pesar de sus muchas vivencias, era una persona muy apegada a la tierra. No sé por qué motivo no cuajó el asunto, si se debió a las negociaciones entre clubes, pero lo cierto es que no cristalizó ese fichaje. Yo le decía que nos habíamos equivocado de generación. Con las facultades que él tenía para el deporte, hoy habría sido millonario”.

 

Abilio era jugador de segunda línea en el 40x20. Tenía cualidades para actuar como pivote, con ágiles movimientos sorpresivos para sus defensores, o por los extremos. Y, además, una potencia de disparo sin apenas necesidad de armar el brazo. En este deporte supo combinar todas aquellas habilidades que había ganado con el tiempo: la flexibilidad del gimnasta, la velocidad de sus piernas y la potencia del jabalinista (también había realizado lanzamiento de peso y martillo), … 

 

Y, además, no descuidaba su personalidad cautivadora: Un corazón noble para todos los que se acercaron a conocerlo.

 

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