EFEMÉRIDE
En la mañana del 28 de octubre de 1999 la memoria histórica de la UD Las Palmas y del deporte de Gran Canaria perdía a uno de sus más valiosos protagonistas. Antonio Lemus del Moral, Premio Canarias de Comunicación, fallecía ese día después de 53 años de inagotable actividad periodística. Era un periodista de raza, como lo definió su compañero y posterior director de La Provincia, Diego Talavera Alemán.
Lemus desarrolló prácticamente toda su vida profesional en los medios impresos de Editorial Prensa Canaria, a través de Canarias Deportiva, Diario de Las Palmas y especialmente La Provincia, de cuya cabecera llegó a ser jefe de deportes, redactor jefe y más tarde -hasta su jubilación- subdirector.
Había nacido en Cuba (Sancti Spíritus, el 4 de diciembre de 1923) y siendo niño se había trasladado a Santa Cruz de Tenerife con su familia. Lemus comenzó muy joven su actividad informativa, uniéndose a los proyectos de EPC desde 1946 cuando ya estaba instalado en Gran Canaria por motivos de estudios. Fue también corresponsal de diversos medios nacionales, con incursiones en Marca y especial en el diario AS, corresponsalía que mantuvo hasta su retirada. E incluso se le recuerdan sus narraciones radiofónicas como colaborador de Radio Atlántico, con su peculiar voz ronca y vocabulario cargado de emociones.
“Lemus olía a todas horas a imprenta”, definió sobre su amigo el entonces secretario general de la UD Las Palmas, Jesús García Panasco. “Tenía la perenne idea de que el trabajo era la prioridad”. Ambos compartían muchas horas en la sede de Pío XII, intercambiando impresiones a diario sobre el devenir de un club y un deporte que les apasionaba.
El vínculo de Antonio Lemus a la causa de la UD Las Palmas había sido inmediato, adherido al gran acierto de la unión de las cinco grandes entidades deportivas del momento. Conoció todos los rincones de la historia de la entidad desde que brotó en 1949, notario informativo de la célebre asamblea del 22 de agosto en el RC Náutico de Gran Canaria. Tuvo información in situ, de primera mano, de todos los grandes momentos del club: testigo de ascensos, subcampeonato, tercer puesto, debut continental ante el Hertha de Berlín y la despidida contra el Ipswich, la final de la Copa del Rey del 78 o el durísimo descenso de 1983 tras 19 años consecutivos en Primera. Ningún secreto o episodio de aquellos días escapaba a su conocimiento.
Contó Lemus todo aquello que estaba relacionado con el equipo amarillo y, durante 46 años, mantuvo a diario la que más tarde sería su columna de opinión ‘Cada Día’, todo un referente periodístico de rigor y seriedad.
Fue también estimado compañero y gran maestro de la profesión, que no supo desvincular de una humanidad hermosa generadora de estima entre sus colegas periodistas y de todas las secciones de la empresa. Cuando Lemus hablaba, el mundo hacía una pausa porque sus sabios consejos estaban cargados de sabiduría y experiencia. Para todos era ‘don Antonio’, el paciente amigo que tenía la palabra exacta para cada consulta.
Entrevistó a los grandes actores futbolísticos de su época: Di Stéfano, Kubala, Pelé, Maradona, Rossi, Dino Zoff, Zico, Sócrates, … hasta el mismísimo Joao Havelange en su despacho de la presidencia de FIFA. Su consideración de periodista de provincias no le impedía atravesar cualquier frontera.
Se mantuvo como miembro de redacción hasta 1992, siendo entonces relevado por José Hernández Viera en la jefatura de deportes de La Provincia. En vida, Lemus recibió múltiples galardones y reconocimientos, coronados con la concesión del Premio Canarias de Comunicación de 1998, otorgado por el Gobierno de Canarias bajo la presidencia de Manuel Hermoso.
En 1993, la UD Las Palmas le impuso la insignia de oro y brillantes de la entidad, en la época de Luis Sicilia García como presidente. El club grancanario fue su debilidad y también su principal fuente de inspiración. De hecho, su velatorio aquellos días de 1999 tuvo lugar en la sede social de Pío XII, con el paso de una multitud de personas que lo conocieron y admiraron en vida. Entre ellos, Miguel Ángel Brindisi, que viajó desde Barcelona abandonando por un jueves su puesto como entonces entrenador del RCD Espanyol de Barcelona. Escribió entonces un emotivo artículo que comenzaba con un giro del destino: “Hoy soy yo quien te escribe”, decía a su amigo en tono de despedida.
Un cuarto de siglo después, su legado está vigente. Y en las hemerotecas, los rastros que dejó sobre la memoria auténtica de la UD Las Palmas.