“Como entrenador, los partidos ante los rivales de arriba son los que me gusta. Y me siento optimista, porque veo el trabajo de los jugadores y algunas mejoras que me hacen pensar que podemos salir adelante”.

Son las valoraciones del nuevo técnico del Villa de Santa Brígida, Darío Ortega, que afronta un encargo de altura para el tramo final de la temporada en Tercera RFEF. Porque el conjunto satauteño suma once jornadas sin ganar, instalado ahora en los 32 puntos y con evidente amenaza de un descenso a la Regional Preferente.

El calendario que tiene enfrente el equipo de las Medianías de Gran Canaria es realmente inquietante. Cronológicamente jugará frente San Fernando (2º clasificado), Las Palmas Atlético (1º), Arucas (8º), Tamaraceite (3º), Lanzarote (6º), San Mateo (9º) y Mensajero (5º). Léase: Están en su camino todos los rivales, salvo el Ibarra, que bregan por el ascenso directo o los puestos de promoción, al margen del derbi frente a un “San Mateo que está en un gran momento”, reconoce. “Pero es el reto que todos tenemos y que sabíamos que estaban en el calendario”.

Darío Ortega está saboreando las primeras jornadas como entrenador de Tercera RFEF. Abandonó a los 22 años de edad el fútbol por motivos de salud, para más tarde afrontar etapas en los banquillos de las cadenas del Guiniguada, RC Victoria, juvenil C de la UD Las Palmas y dos temporadas en el Sporting de San José, donde llegó a tutelar a su equipo regional.

Sustituir a Tino Déniz era el encargo del club satauteño, que considera “una oportunidad que no debía pasar”. De momento, no conoce el triunfo en los dos partidos precedentes, pero afronta la recta final de la campaña con la carga positiva de la energía que espera transmitir a sus futbolistas.

Ortega advierte que ha notado “ansiedad, por llamarlo de alguna manera, en nuestros jugadores. No lo digo por el trabajo diario, que se encara con mucho optimismo y buena dedicación. Sin embargo en los partidos puede aparecer ese tiempo tan prolongado sin ganar, que no lo hacemos desde el 20 de diciembre”.

Sobre todo, lo aprecia en ataque “donde esto puede ocurrir a cualquier plantilla. Lo vemos también en los equipos profesionales a pesar de que tienen técnicos y especialistas psicólogos como apoyo. Pero en la mente del futbolista pueden aparecer en momentos determinados esos fantasmas”.

Puso como ejemplo lo ocurrido en el reciente empate ante el Herbania, con dos jugadores menos y con ventaja a favor del Villa. “Pero nos empataron en una jugada a balón parado y luego no encontramos la solución para ganar el partido”.

No obstante, Ortega ve “mejorías en otros aspectos del juego, más en el aspecto defensivo. Logramos meter al equipo rival en su propio campo también. Porque llevamos dos semanas de mucho trabajo táctico que el jugador está asimilando. Sé que todo esto puede depender incluso de un solo resultado, que todo lo cambia. Por la predisposición que veo, nos puede suceder también a nosotros. Nos falta tener esa pizca de claridad arriba, mejorar en el último tercio del campo y la ansiedad de la que hablo desaparecerá”.

En cualquier caso, “tenemos que manejarla. No pongo ningún reproche a jugador alguno. Estoy contento con lo que he visto, con el rendimiento de todos. Por este camino vamos a conseguir lo que estamos buscando”.

En el horizonte del Villa no existe nada más que la próxima jornada. Y tampoco se mira el posible arrastre que pueda suscitar un descenso más desde la Segunda RFEF, aunque “la situación del Yaiza tiene mala pinta. Pero también podría haber un ascenso más dentro del grupo y eso anularía cualquier arrastre”, recuerda Ortega.

Y apunta que nunca existe ciencia exacta con los rivales de la zona baja, poniendo ejemplos del reciente fin de semana. “En el grupo canario se está viendo que cualquiera puede ganar a cualquier otro”. Y de eso se trata especialmente para el Villa, que saldrá al campo en las siete últimas semanas sin pedir permiso porque en juego está muchos años de trabajo del actual proyecto.