Con el paso de los años, las pretemporadas han ido cambiando todos los conceptos de su realización. Aunque quizá la nota más destacada es la presencia del balón desde el minuto 1 de la puesta a punto de los equipos.
Las imágenes de antaño de aquellos primeros días del rodaje de la UD Las Palmas nada tienen que ver con las actuales. Había presencia en las gradas del Estadio Insular, el taller del equipo, mientras los técnicos asignaban contratados asignaban un plan de entrenamiento físico en el que no había noticias del juguete blanco con pentágonos negros.
Ejercicios diversos, kilómetros en carrera, incluso gymkhanas diseñadas por los técnicos para comprobar la destreza de sus futbolistas … sesiones en la playa y campo a través. Hasta que, por fin, tras varias semanas aparecía el esférico. El rostro de los jugadores cambiaba al ver la única herramienta de la profesión que enamora.
Todo ello no ocurre hoy. Y con Luis Carrión ha ocurrido de idéntica forma que en la última década. Con el balón … no paran de correr. Y, por cierto, para empezar las célebres botas Gallo.