AMARILLOS DE SIEMPRE
Empezó y terminó su carrera en la UD Las Palmas como rival del equipo vizcaíno, con el que firmó triunfos, goles, vivió situaciones anecdóticas y el dolor de un descenso
No hay futbolista en la historia de la UD Las Palmas que guarde una relación más intensa con el Athletic Club que el todoterreno Federico Páez (18 de febrero de 1948), fichaje de cantera procedente del Artesano. Cuando en el horizonte del conjunto amarillo aparece el escudo de los leones de San Mamés, Páez cobra relieve porque su trayectoria deportiva tuvo principio y fin ante los rojiblancos bilbaínos y momentos de gran relieve personal contra ese escudo.
El isletero siempre jugó en Primera División, única categoría en la que defendió los colores de la UD Las Palmas entre 1971 a 1983. Páez fue un auténtico One Club Man, ese premio que el propio Athletic ha cursado para brindar honores a los futbolistas de una sola indumentaria profesional. Por el camino, Páez debutó en San Mamés el 4 de septiembre de 1971 en un partido que no puede olvidar porque anotó el gol de la victoria 1-2 de los grancanarios. Y el portero fue el mismísimo José Ángel Iribar.
Y el último día de su etapa futbolística, aunque con sentido antagónico al primero, lo vivió también como rival del Athletic en el Estadio Insular aquel fatídico 1-5 del 1 de mayo de 1983. Fue la soleada tarde en que los vizcaínos celebraron el primer título de la era Javier Clemente y los amarillos descendieron a Segunda División tras 19 temporadas ininterrumpidas en la élite.
“Como siempre, se me ponen los pelos de punta cuando recuerdo todo aquello”, reflexiona Páez. “El debut, los goles a Iribar, el ambiente que había en esos partidos tanto aquí como allá, el descenso … Es lógico pensar que el Athletic marcó como rival mi etapa como jugador de la UD Las Palmas”.
Aquel día en la Catedral, el corso Pierre Sinibaldi alineó también a Betancort, Martín Marrero, Castellano, Estévez, Tonono, Carmelín, Justo Gilberto, Gilberto I, Germán y León.
"Me cogiste dormido", dijo Iribar
“Fue para mí una gran alegría debutar y marcar el gol de la victoria. Todavía me acuerdo porque en esa etapa yo era delantero, ya que me utilizaron los técnicos en distintas posiciones. Había un problema con el argentino Adolfo Soto, cuya documentación no se había cerrado”, rememora. “Y fue mi capitán, Tonono, el que me lo comunicó en el almuerzo de aquel día, mientras estábamos concentrados en el hotel. Pensé que se trataba de una de las bromas; luego me temblaron las piernas antes de salir al campo".
El partido salió completo. Las Palmas había iniciado el marcador con el gol de Gilberto Rodríguez. Empató Ortuondo pero Páez, a falta de 10 minutos, anotó el tanto del triunfo 1-2. “Todavía yo no sé exactamente cómo golpeé el balón y salió perfecto. Fue después de un pase que recibí fuera del área y la coloqué lejos del alcance de Iribar”.
“Tengo una anécdota con este partido que sucedió más tarde. Entonces yo trabajaba para la UD Las Palmas en Barranco Seco. Y vino el Athletic a jugar, creo que un partido de Copa, mientras El Chopo Iribar acompañó al grupo. Creo que fue Paco Castellano el que le recordó aquel gol de mi debut y el portero se quedó mirándome y me dijo: Me cogiste dormido. Tampoco lo había olvidado”.
No fue el único tanto de Páez en San Mamés. En 1980 el grancanario volvió a marcar en Bilbao con motivo de otra victoria, esta vez 1-3, en la etapa de José Manuel León en el banquillo. “Esa vez fue de cabeza”, matiza. “Y el portero era Aguirreoa. ¡Cómo lo voy a olvidar!”.
Páez vive ahora desde la distancia la Liga, aunque “juro que a veces me levanto porque no me gusta el fútbol parabrisas que algunos equipos practican. Sin embargo, el Athletic a pesar del tiempo creo que ha cambiado menos que otros conjuntos”, valora.
Don Jesús y los grifos de San Mamés
Tiene Federico Páez otro recuerdo a modo de anécdota sobre aquellos días en Bilbao: “Siempre que jugábamos con los equipos vascos o del Norte el campo era una piscina. Así era el fútbol de nuestra época y así nos recibían. En San Mamés, una vez, había hecho un día soleado y al llegar a calentar encontramos el campo lleno de agua, a la altura de los tobillos. ¿Qué pasa en Bilbao?. ¿Solamente llueve en este sitio de la ciudad?, preguntaron algunos compañeros”.
“Y don Jesús (García Panasco) cogió tal berrinche cuando vio que volvían a poner el agua que él mismo fue a los chorros y los cerró todos, sin pedir autorización. Tuvieron que calmarle”.
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Y explica su teoría: “Es un equipo que siempre va hacia adelante, vertical y directo. Es así especialmente en su casa, en San Mamés. Y de alguna manera conserva el estilo, aunque ahora los jugadores son más atléticos, rápidos y están muy condicionados por los sistemas de juego. Eso ocurre con todos los equipos, pero el Bilbao tiene eso especial que no ha abandonado a lo largo del tiempo”.
Espera Páez que este fin de semana Las Palmas logre su primera victoria. Y que mantenga otra norma: “Siempre que jugamos contra el Athletic se ven partidazos entre los dos equipos. Eso puede pasar también ahora. Yo soy de los jugadores que han vivido estos partidos con mucha intensidad. Y de los que escucharon a la afición bilbaína aplaudir a Las Palmas. Y también la nuestra a ellos. También en eso es un partido especial”.