CONCHI ESCATLLAR

La reina canaria de los Siete Mares
Manuel Borrego
Manuel Borrego
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09/07/2024
Conchi Escatllar muestra dos de sus recientes trofeos, en competición de natación categoría Máster

La nadadora tinerfeña vive 'enganchada' al sabor del triunfo, que ha conocido en distintas modalidades durante más de cuatro décadas ... aunque no conserva una medalla porque "los trofeos tienen vida efímera"

Hay dos variables en su extraordinaria trayectoria deportiva que no logró dominar Conchi Escatllar Fernández de Misa (6 de junio de 1966). Una de ellas es el número de veces que ha subido a un podio en sus casi cinco décadas de activa competidora: centenas de medallas y trofeos en competiciones internacionales, nacionales y locales. La otra incógnita es por qué el destino quiso que naciera de forma circunstancial en Madrid para luego ser la reina canaria de los Siete Mares.

 

El currículo deportivo de la magnífica nadadora tinerfeña todavía no se ha cerrado, aunque ella intuye que en cualquier momento puede ocurrir. “Cada vez que acudo a una competición pienso que puede ser la última. Por eso la disfruto con total intensidad”, razona al hablar de ello. “Mis lesiones en los hombros han hecho que ya esté compitiendo al límite. No soy capaz de nadar mariposa, por ejemplo, porque no puedo sacar los brazos del agua como antes. Y sé que tarde o temprano tendré que parar e ir a un quirófano. Pero eso no me va a rendir”.

 

Hay una doble explicación del por qué Conchi mantiene la misma ilusión por entrenar y competir. De una parte, lleva en sus venas el gen competitivo de su madre Concha, toda una institución en Tenerife, Canarias y España. Supo ‘inyectarlo’ a sus cuatro hijos (Joaquín, Conchi, Javier y María Pilar), mientras la segunda de la saga lleva hasta sus últimas consecuencias ese valor de atleta inagotable. Y de insaciable campeona, porque mamá Concha alzó hasta el cielo el pabellón y es hoy una leyenda adorada en el deporte de Tenerife. “Fue campeona del Mundo y de Europa, en Roma, en la especialidad de salvamento y socorrismo”, recuerda con orgullo Conchi.

 

 

Ganar engancha mucho

 

Y de otra, una frase propia que casi podría ser cabecera de su vida desde que, a los once años, comenzó a nadar en el Real Club Náutico de Tenerife. “Ganar engancha mucho. Desde el primer día eso me ocurrió. Descubrí pronto que tenía esa facultad y que también mis hermanos la poseían. Porque los cuatro logramos títulos de España en categoría de edades. El sabor de la victoria en la competición me gustó desde el primer momento y fue para mí una inspiración, porque me entrené duro siempre para ello”.

 

La familia Escatllar Fernández de Misa tardó algunos años en afincarse en Tenerife, tras los primeros natalicios. Madrid, Barcelona y El Aaiún fueron los destinos, porque “mi padre era ingeniero. Era uno de los jefes de la empresa de fosfatos en el Sáhara. Así que vivimos muy de cerca todo el proceso de la desvinculación de España, incluso recuerdo muy bien los días de la célebre ‘Marcha Verde’ organizada por Marruecos. Ya entonces estábamos en Tenerife salvo mi padre, que venía a la isla cada fin de semana en una avioneta supongo que de la empresa (Fosfatos de Bucraa SA). Fueron días muy especiales. Pero allí, en el Sáhara, no me había aún iniciado en la práctica deportiva”.

 

La natación fue el primer deporte y el más intenso en la vida de Conchi Escatllar. Siguieron el salvamento y socorrismo, surf -en distintas modalidades y distancias-, triatlón y hasta las carreras populares. En todas esas competiciones, Conchi Escatllar no pasaba precisamente de puntillas, acostumbrada a estar en las primeras posiciones de todas sus actuaciones. Fue protagonista estelar como lo quiere seguir haciendo en el epílogo de su extensa trayectoria.

Los pasos de su madre son también la otra inspiración. Concha fue fundadora del Club Tenerife Máster de natación, emblemática entidad pionera en Canarias. “La invitaron una vez a competir con un club de categoría máster en Alicante. Y ella se dijo a sí misma. ¿Y por qué yo no puedo hacerlo con un club de mi tierra?. Así que al regreso puso en marcha con Antonio Perera un equipo que al principio lo componían ‘cuatro gatos’, pero sirvió para poner en marcha lo que hoy son estas competiciones en todas las islas”.

 

Conchi su padre, que también fue colegiado de natación

 

 

Escatllar es socia de la gloria deportiva, pero no gusta conservarla en sus cajones. “¿Mis medallas?. No tengo ninguna. Me deshice de muchos trofeos cuando falleció mi madre, en la mudanza. La medalla tiene para mí una vida efímera: Se gana, se disfruta en el momento y luego lo normal es que se guarde en un cajón. No sirve más que para el recuerdo. También he donado muchas con fines benéficos, porque creo que pueden tener una segunda vida y hay personas a las que les sirve como una ilusión”.

 

El triunfo más recordado y compartido

 

Quizá por ello su triunfo más recordado no tiene que ver con un registro, un lugar o una competición concreta. “La victoria que me llenó de más orgullo fue la que conseguí con una compañera en un dúo con tabla (surf), en el campeonato de Europa. Compartí la competición con una compañera que, por sí misma, no habría tenido oportunidad competitiva de estar en un podio. De hecho, nos clasificamos para la final por los pelos. Pero era tal la motivación que yo tenía y que ella también compartía”, prosigue, “que al final dimos la sorpresa y logramos el título. Al ver su cara comprendí lo importante que había sido el esfuerzo y el título para ella. Me sentí muy feliz al haber logrado precisamente eso: hacer feliz a otra persona. Verla así en aquel momento es algo que no olvidaré y que valoro por encima del resto de mis logros personales”.

 

Conseguir más de 50 medallas internacionales en salvamento y socorrismo, participar en 10 Campeonatos del Mundo y 7 de Europa en esta modalidad, ser tercera del mundo paddle surf, defender a España en la selección de natación, obtener medallas de la Real Orden del Méritos Deportivo del CSD y esa colección de éxitos que ni la propia Conchi es capaz de recitar de memoria no es un hecho casual. “La vida de un deportista de élite es muy sacrificada y está detrás de todo lo que la gente ve en una competición. Hubo etapas en las que yo me entrenaba siete horas al día para poder estar al máximo nivel; no superé los 54 kilos de peso. Es muy duro todo y requiere también una gran fortaleza mental para poder disputar una plaza de podio … Y en mi caso es un sacrificio que yo siempre asumí con agrado. Porque me gusta entrenar, me divierte mucho. Y aún hoy, a pesar de mis lesiones, es así. Sin duda por ello he durado tantos años buscando dónde competir”.

 

El premio del deporte: conocer mundo

 

El otro gran trofeo vital de Conchi Escatllar es su condición de embajadora del deporte canario en todos los rincones del planeta. Conoce los Siete Mares, a los que ha dominado en sus competiciones. “He viajado muchísimo, he conocido sitios muy bellos de todos los continentes. Me gustaba Australia, aunque creo que el lugar que más me impactó fue Nueva Zelanda. Me llamó la atención la población maorí integrada … hasta nos recibieron una vez con una haka. Fue un momento impresionante. Adoro cómo cuidan el país, su vocación por respetar los bosques, el mar, la naturaleza, … Había mucho que ver y que aprender de lugar así”.

 

También “he visitado Estados Unidos, México, Japón, China, muchos países de Europa y de África. Creo que el lugar donde más peligro pasé sin percatarme del todo fue en Sudáfrica”. Recuerda que “en una ocasión estábamos entrenando para una competición de salvamento y socorrismo en el mar. Los competidores estábamos en el agua cuando vimos que salió un helicóptero y anunció algo. Los componentes del resto de las delegaciones nadaron hacia la orilla y nosotros seguimos a lo nuestro. Al día siguiente nos enteramos de que se había colado un tiburón, posiblemente un blanco, en la playa donde nos entrenábamos. Había sido visto por los ojeadores que velaban por la seguridad de los deportistas. Se enteraron todos menos nosotros. Por eso la gente nos decía al volver: ¡Qué valientes son los españoles!”.

Y así, temporada a temporada, miles de metros de entrenamientos, vuelos, equipajes, destinos, … Conchi tiene una última teoría para el aspirante a sempiterno campeón: “Tienes que pensar que un día saldrá alguien que te va a ganar. Porque tienes que estar preparado para ello. Y cuando ese momento llegue, tienes que plantearte cómo puedes reaccionar para activar la motivación. Eso es lo que hago después de cada competición a la que acudo. Es lo que me sigue ilusionando cada día”.

 

Los pasos en su vida están claramento señalados: "Mi madre fue una gran deportista y campeona. Nunca se desvinculó de la natación. Yo tampoco lo haré mientras pueda". En sus pensamientos está todos los días.

 

La natación fue el deporte en el que Conchi Escatllar levantó el telón de su popularidad. En 1980 inició su colección de títulos en las piscinas, que mantiene ahora en la categoría Máster. Su paso por el salvamento y socorrismo fue igualmente notable, manteniéndose durante 28 años en la alta competición de esta especialidad. Logró 16 oros, 22 platas y 12 bronces en medio centenar de competiciones internacionales. En su currículo se recogen 6 participaciones en los denominados World Games (evento para los deportes no olímpicos), además de 10 presencias en el campeonato del Mundo y otras 7 en los Europeos.

 

En el surf también destacó a nivel mundial, con una tercera y una cuarta plaza en distancias largas. 

 

Es poseedora de la Real Orden del Mérito Deportivo en sus versiones de plata y bronce, además de la insignia del Comité Olímpico Español por su larga trayectoria y la medalla al Mérito de la Federación Internacional de Salvamento y Socorrismo.

 

 

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