La UD Las Palmas tiene extraviada desde febrero la palabra victoria en el diálogo de su vestuario. Consecuencia de ella es el estado de inquietud que ha generado el inicio de la Liga. Un triunfo en Villarreal, que logró firmar la pasada temporada, le permitiría dar un salto de dos posiciones, aunque no abandonar las celdas de castigo de la clasificación. Pero sería una gran noticia verla reaccionar.

El panorama general dibuja dificultades porque la lista de lesionados no ha parado de crecer. El último de ellos es Jasper Cillessen, que había sido titular en las jornadas precedentes y ocupaba una de las posiciones que menos incógnitas había generado.

Es la hora de Dinko Horkas, el otro guardameta contratado en el verano que dio buenas sensaciones en los partidos amistosos. Será esta una de las novedades en el once ante el Submarino de García Toral. Aunque la última salida a Pamplona resultó más convincente a nivel grupal que el partido reciente en casa contra el Betis.

La UD Las Palmas tiene agudizar el ingenio en La Cerámica para salir airosa de una cita complicada, ante uno de los equipos con mayor inyección económica en su confección. Es probable que Alex Suárez recupere el papel que venía ofreciendo antes de la lesión. Y que es seguro también que Carrión deberá buscar una solución ofensiva a la baja de Sandro, el mejor amarillo en ataque que está también en la enfermería.

La pócima del triunfo pasará por una labor colectiva que sea eficiente en defensa y la eficacia también cuando se dé la oportunidad de vulnerar los dominios del meta Conde. De momento, lo suspensos de la UD son parciales en una Liga donde siempre hay una oportunidad para dibujar un nuevo porvenir. Pero todo empieza por ganar.