EL DANDY DEL PARTIDO

Las imprescindibles pinturas de guerra del bravo Oli McBurnie
Manuel Borrego
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15/03/2025
Oli McBurnie, pensativo, tras una de las ocasiones malogradas frente al Deportivo Alavés (C. Torres)

Imaginamos que a Oli McBurnie le será difícil conciliar el sueño. Pensará qué más debe hacer para reconciliarse con el gol, la dopamina de los delanteros. Lo que no le discutimos es su compromiso con el equipo, la brega y la entrega, las ganas de cambiar el viento adverso que empuja ahora a la Unión Deportiva Las Palmas. Este viernes no marcó, pero McBurnie mereció salir a hombros de sus compañeros porque entró al campo y fue un verso libre en una escena dramática desde que abordó el juego en la segunda parte.

 

Elegimos la palabra compromiso, brega y entrega porque es lo que más necesita un proyecto como el de la UD Las Palmas, donde lo único que no puede faltar en su situación actual es la batalla. La inspiración tendrá que llegar por la inercia del destino, pero no sería posible si los amarillos actuantes no participan en los restantes diez episodios de la Liga con la moral del indomable, del que se resiste a asumir un destino que para muchos ya está escrito. Pero no para los leales a la causa.

 

El escocés está mostrando esa bravura, que debe contagiar al resto de sus compañeros. Se hace difícil explicar que, en un proyecto como el actual, su participación en los encuentros de la Liga se reduce a 39 minutos y 20 segundos de media en las 28 jornadas disputadas. Que ha sido 11 veces titular -la mayoría en el ciclo inicial- y que aún así sea el mejor pasador en los últimos metros, con un total de 5 asistencias. Se hace difícil la explicación porque no ha sido prioridad en los relevos del entrenador actual en algunas ocasiones, en favor de otras piezas de menor calado en el rendimiento.

 

McBurnie salió ante el Alavés dispuesto a todo. Desde su arribo, Moleiro recibió un pase de gol para probar al fin al portero Adrián. El escocés fue un dolor de muelas para los duros defensas visitantes; forzó agarrones en el área que pudieron ser observados por la Sala VAR, robó un balón al guardameta generando una doble ocasión malograda, remató con potencia otra vez para una salvada in extremis del portero, forzó el penalti -con rechazo del larguero en la misma jugada- y, lo más importante, fue el dandy con pinturas de guerra que contagió a sus compañeros y a los pocos que se quedaron en las gradas para la obra del 2-2. Ni siquiera tras el pitido final pudieron irse tranquilos los futbolistas rivales, porque el bravo escocés les incomodaba.

 

 

Sin embargo, pese a su vocación irreverente, el gol le da la espalda en España: Paradas de los porteros, dos postes, remates bloqueados … y una pizca de mala suerte, que también cuenta. Solo el Europa, en la Copa, comprobó las dos dosis letales del actual delantero amarillo. Pero, ¿quién sabe?. El fútbol es tan impredecible que quizá le tenga reservado la sorpresa de su vida. Solo con esa pelea tendrá garantías de conseguirla.

 

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