EL PARTIDO DE LA JORNADA 28

* La UD Las Palmas se juega parte de su permanencia frente al Alavés, con la solicitud de apoyo a la grada para competir frente a un rival directo
Lo único que no es revisable en el VAR es el orgullo y la unidad de los amarillos. Afirman sus protagonistas que será el arma con el que van a afrontar la cadena de partidos con los que concluyen la Liga y en los que deberán remontar dos posiciones para evitar el descenso a Segunda A.
Ese orgullo tiene la palabra unión grabada a fuego. Y es el mensaje que ha tratado de transmitir el propio entrenador del equipo, Diego Martínez, pidiendo a los aficionados competir desde su puesto en la grada.
El partido ante el Alavés no es el último, pero tiene aroma a final. Porque en él hay que decidir tres puntos que pueden cambiar una dinámica y, de momento, también serviría para que la escalada propuesta alcance al menos el 50% de su totalidad.
Cada jornada es una yincana para el grupo que adiestra el técnico Martínez. En esta oportunidad, las ausencias vuelven a ser de Essugo y Viti, manteniéndose los problemas de enfermería que no acaban de resolverse. El comodín Bajcetic podría resolver la mitad de ese problema, aunque también aparecen soluciones con los regresos de Moleiro y McKenna.
Pero el problema más importante es la falta de puntos en la clasificación. Especialmente los que han de lograrse como local en el Estadio de Gran Canaria. Las Palmas apenas ha ganado 13 de sus puntos en la isla, con 3 victorias, 4 empates y la friolera de 6 derrotas. 2025, además, está siendo un año negro en el que todas las sensaciones hasta las Navidades se han volteado.
El partido contra el Alavés promete. En él, la UD debe obligarse a mostrar las mejoras defensivas ya exhibidas frente al Betis, igualar la combatividad de los vitorianos y acertar en las áreas.
La Liga galopa ya hacia su final. Tras este viernes habrá un parón por competiciones internacionales y sería ideal llegar a él no solo con sensaciones, sino con un resultado que pongan las orejas tiesas porque la batalla entra en su momento determinante.