La apuesta del Betis con Álvaro Valles quedó finalmente condicionada; de momento en nada. El club verdiblanco prefirió hacer inversiones económicas potentes con las incorporaciones finales de Vitor Roque y el regreso de Lo Celso antes que negociar una mejora de oferta con el portero de La Rinconada. Si ese era el plan de última hora, el portero no estaba en él.

Han sido dos meses de apuesta arriesgada para el propio jugador, que ha pasado de ser un gran protagonista de la Liga al dorsal 25 protocolario a partir del 31 de agosto. De estar incluso en boca para la selección absoluta a no saberse de él. Por el camino, no ha renovado por la UD Las Palmas, ni aceptó propuestas tan sugestivas como las del Olympique de Marsella o Villarreal. Sólo Betis, mientras recibía el aliento mediático de la capital de Sevilla que tal día como hoy le da la espalda.

El alambre en el que se ha quedado Valles solo lo podrán resolver él y sus representantes. El ejemplo más claro lo tiene en la UD Las Palmas: Cillessen y un prometedor Dinko Horkas -que estrenó paternidad el día del cierre de mercado- le han arrebatado el calor de los aficionados amarillos. No hubo proclamas por su concurso ante el Sevilla o Real Madrid. Ni se volvió a escuchar en Gran Canaria el "¡Valles, quédate!".

El fútbol es tan cambiante que apostar por algo que puede suceder dentro de un año tiene un riego añadido. Si el motivo de los ‘noes’ de Valles es el argumento de pertenencia al club donde se formó, encontrará en él sentido a su sacrificio. Pero si la apuesta bética es tan sólida como la exhibida en este primer mercado … es como para pensárselo.

De momento Valles ya vio que el guardameta del filial está por delante en la lista de elecciones de Carrión. Un año en la vida de carreras cortas como las del deportista profesional es un tiempo de oro. Y en el trayecto pueden pasar muchas cosas que no están en el control de ningún protagonista.