OPINIÓN: 75 ANIVERSARIO
En 75 años de vida muchas vicisitudes han ocurrido en el entorno de la Unión Deportiva Las Palmas. Ha pasado desde verse en la gloria, codeándose con los grandes del fútbol español, disputándole el título de Liga al Real Madrid y relegando al FC Barcelona a la tercera posición en la clasificación, o enfrentándose a los culés en la final de la Copa del Rey, a pasar por el calvario de Segunda División B durante cuatro temporadas consecutivas. Eso en el aspecto deportivo, porque los trances a nivel económico también han sido bien diferenciales, hasta tal punto que bajo la presidencia Miguel Angel Ramírez evitó en 2006 la desaparición de la entidad firmando un concurso de acreedores de 72 de millones de euros, tras varias providencias de disolución de la Sociedad. No fue sólo el único episodio donde se logró la supervivencia, porque en 1992, coincidió el descenso de categoría y la obligada transformación en Sociedad Anónima Deportiva y en ese momento la intervención del Cabildo fue decisiva, cubriendo a través de SIALSA con una cantidad que rondaba los doscientos millones de pesetas lo que restaba para cubrir el capital social fijado (658.000.000). Fue una noche de locos aquel 30 de junio de hace 32 años.
Atrás quedaban aquellas temporadas que a trancas y barrancas se sacaban adelante los presupuestos. Muchos directivos pusieron su granito de arena para que aquella fusión del 22 de agosto de 1949 no se resquebrajara y se hiciera añicos el tremendo esfuerzo que hicieron los clubes Victoria, Marino, Arenas, Gran Canaria y Atlético renunciando a sus derechos futbolísticos en pro de una emergente Unión Deportiva Las Palmas. Esa apuesta comenzó con los dirigentes de la Federación Adolfo Miranda Ortega y Manuel Rodríguez Monroy, quienes querían frenar la fuga de talentos del fútbol grancanario que triunfaban, pero no defendiendo a un equipo de la isla, sino peninsular. De ello se había nutrido bastante el Atlético de Madrid en aquella época, entre ellos Alfonso Silva, Mujica, Miguel El Palmero, Lobito Negro, etc. etc. o el mismo Real Madrid que se llevó del Marino al tinerfeño Luis Molowny. Los merengues se adelantaron al Barcelona y se hicieron con todo un histórico del futbol español como Molowny. Había que frenar la fuga de futbolistas de elite y así, con jugadores canarios, un club que comenzó a andar en 1949 y dos años después ya estaba en la Primera División. Había mucha calidad.
La Unión Deportiva Las Palmas nacía de la unión de cinco aficiones que al principio se mostraban remisas, pero que pronto evidenciaron que era lo mejor. De hecho, con motivo de las Bodas de Oro, nuestro maestro del periodismo deportivo, Antonio Lemus del Moral (Premio de Canarias de la Comunicación en 1999) y que había vivido en primera persona la fundación del club, decía en su intervención que fue posible “gracias a la generosidad de los cinco clubes que lo constituyeron, venciendo las reticencias y rivalidades de los respectivos seguidores”. Y si Antonio Lemus, testigo de excepción de aquella asamblea magna en el Real Club Náutico, lo decía, era una fuente fidedigna.
Si bien es cierto que las justificaciones para la creación del club en 1949 nada tiene que ver con lo que se vive en la actualidad, 75 años más tardes, lo que no hay dudas de que el sentimiento de unidad con la Institución sigue vigente. Ya no es un club deportivo como tal, sino una empresa, una Sociedad Anónima, donde si antes los socios tomaban las grandes decisiones, ahora es el número de acciones el que inclina la balanza. Eso es así, porque además fue impuesto por el gobierno de España de aquel entonces en los años noventa. Y a esa realidad hay que adaptarnos, al igual como ocurrió con el filial Las Palmas Atlético, que en 1977 salió para dar cabida a los entrenadores y jugadores canarios.
La Unión Deportiva celebró sus Bodas de Plata militando en Primera División; las de Oro, ascendiendo con Sergio Kresic tras la travesía por el desierto en la Segunda División A y B, y ahora, las de Platino, también en la élite. Es, la Primera División, su lugar por excelencia, como así lo demuestran sus 36 campeonatos disputados, un guarismo que otros, algunos con más de cien años de supervivencia, ni se aproxima. Las Palmas sigue viva, saneada y con futuro, actualizando su estructura a las exigencias que un fútbol tan profesionalizado, exige, buscando recursos económicos y deportivos en todo el planeta. Ahora, en busca del Centenario.