A Santiago Santana (20 de enero de 1994) se le hincha el pecho cuando le nombran a José Rodríguez Franco, su bisabuelo materno. Está en edad juvenil pero no puede evitar que la gran familia de la lucha canaria le mire de arriba a abajo, recorriendo ese imponente 1,90 de estatura, sus prometedores y fornidos brazos y ancha espalda. Es el heredero del Faro de Maspalomas, el bisnieto más joven de la saga, a quien sus compañeros en el CL Adargoma le conocen también como El Faro.

Santiago ya ha sumado sus tres primeras actuaciones con el equipo de Segunda categoría del club de San José, donde El Faro de Maspalomas logró la más alta consideración en el deporte vernáculo. "Es para mi un gran orgullo, de verdad, vestir esta misma ropa de brega", señala mientras nos acompaña para una sesión fotográfica en la entrada a Telde, ubicación de la figura inconfundible de su antepasado levantando el arado, una estampa que evoca el espectáculo deportivo de Gran Canaria en las décadas de los cincuenta en adelante o hacia atrás. Santiago Santana (padre) también nos acompaña. Se crió en la misma casa que el abuelo y allí, en El Ejido, fue donde aprendió el arte del alzado de la herramienta agrícola que tanto emociona en fiestas tradicionales. "Esta figura en bronce la realizó el escultor Manuel Bethencourt (recientemente fallecido) tomándome a mi como modelo para realizar los moldes, puesto que el Faro de Maspalomas había muerto hacía unos años. Es la primera vez que vengo a verla porque se olvidaron de invitarnos el día de su inauguración. Está perfecta, aunque tiene algún matiz diferente con mi abuelo", puntualiza.

Santiago El Faro es ahora prometedor juvenil tras realizar un proceso formativo iniciado de la mano del Pollo del Callejón, con una etapa de tres años en el Castro Morales, una temporada en el Sardina e incorporación actual al club del terrero de La Presa. "Estoy en una entidad seria, donde existe una fuerte competencia incluso en los entrenamientos. Era, además, el equipo donde mi bisabuelo se quedó campeón. Javi Monzón es un técnico que enseña mucho y bien. ¿Dónde mejor?, rodeado de un ambiente de compañerismo ideal". En el que destaca a otro juvenil de oro, que apunta muy alto, como es "Miguel Hernández, mi amigo. Es una gran persona y también un luchador de mucha valía y nobleza", apunta por este orden.

OBJETIVO: PUNTAL 'A'

Aún es pronto para saber hasta dónde llegará el nuevo Faro, aunque él se siente ambicioso porque "mi objetivo es llegar algún día ser puntal A y a intentar lograr todos los títulos que pueda con mi equipo. Me estoy preparando para ello", comenta con una amplia sonrisa. "Es normal que me comparen quienes vieron luchar a mi bisabuelo. Yo no tengo nociones suyas, salvo algún video", añade. "Tengo que convivir con ello y responder a esta expectación. Poco a poco, claro".

Santiago está incluido en la selección grancanaria para el trofeo Pancho Camurria donde puede tener un protagonismo especial. Y también se ve inmerso en el tramo final de la competición insular de Segunda categoría con el Adargoma. "La pasada semana ayudé con dos puntos para mi equipo", expresa con satisfacción. Ahora tiene un papel secundario aunque también en el club hay esperanzas para llevarle a hacer algo grande en el futuro. "Ojalá fuera como mi abuelo", añade su padre que le ve cualidades luchísticas. "Mis mañas preferidas son la cadera y el toque pa'trás. Tengo que perfeccionarme", argumenta el joven Santiago cuyos 120 kilos de peso están administrados de forma proporcional.

Tiene un referente tan claro que desde niño Santiago El Faro también levanta el arado en las fiestas de las islas, acompañando a su padre, consumado especialista. Nació con la autopista de su vida ya definida.