Alejandro Rodríguez y Martín Kozhuharov, con pasado en el Barça y Real Madrid, ahora atisban un futuro en amarillo y con un objetivo que "está un año más cerca"<br/>
Manuel Borrego
Hay luces en el firmamento que alguna vez serán visibles por sí solas. Las del grancanario Alejandro Rodríguez Marrero (Las Palmas de Gran Canaria, 19 de agosto de 1994) y su compañero el búlgaro Martín Mario Kozhuharov (Lovech, 25 de enero de 1993) fueron supernovas en edad temprana, deslumbrantes cuando ambos partieron de los filiales de la UD Las Palmas reclamados para la estructura de base del FC Barcelona y Real Madrid respectivamente. Ahora están de vuelta, tranquilos y expectantes, alimentando esas invisibles luciérnagas que le ayudarán a tener luz propia. Caminan juntos otra vez de amarillo en Las Palmas Atlético y con tiempo para llegar a cualquier destino. De aquella prematura salida a la Península queda el orgullo y la experiencia de haber pisado conjuntos palaciegos; por delante en cambio un campo que labrar con la ayuda de Mingo Oramas, hasta el pasado junio, y ahora Víctor Afonso.
Pipo Rodríguez tiene un sonrisa picarona y reflejos gatunos para la entrevista; por momentos parece un veterano. Dice sin embargo que uno de los aspectos que ha de mejorar en el terreno de juego es la picardía y la experiencia del que ha bregado al sol. No tiene pinta de tardar. Su etapa en el organigrama azulgrana fue breve, apenas dos meses, tiempo en el que sintió una especie de saudade a lo canario. "Me vine, lo tenía claro. Incluso Guardiola -entonces entrenador- pidió que me quedara y que contemplara entrenamientos del primer equipo. Supongo que para animarme, pero yo tenía claro que quería volver a la Isla. Soy muy hogareño. Tiempo tengo para regresar ... si tengo que llegar, llegaré".
Martín estuvo dos años en el Real Madrid, hasta la frontera juvenil, con paso ahora marcado por su vinculación internacional con las selecciones inferiores búlgaras donde también tiene una senda a seguir. Ya está en la órbita de los sub'21 con importantes citas venideras que mantiene en su agenda personal. "Mi estancia en Madrid fue muy positiva, la recuerdo con mucho cariño. Me trataron muy bien. En ese tiempo futbolísticamente crecí aunque he de reconocer que tengo todavía un margen de mejorar que cumplir", comenta cuando vive pendiente de que el míster Afonso le encomiende una misión titular en el campeonato de Tercera.
Pipo y Martín forman parte de esa revolución profunda que ha transformado a Las Palmas Atlético esta temporada, nutriéndose del buen trabajo del buque juvenil del club. "Me he visto bien en este inicio de temporada", asegura el grancanario. "El pasado año tuve una larga lesión de la que estoy totalmente recuperado. Soy un jugador vertical, al que le gustan los cambios de ritmo y una de mis virtudes son los buenos pases", comenta con la firmeza de un doctorado. "Sigo de cerca en especial la trayectoria de mi compañero Néstor, con quien aprendo de sus consejos. El cambio a Tercera División se aprecia, sin duda, porque hay mucha veteranía rival en los terrenos de juego, que nos toca contrarrestar con nuestra juventud".
Martín parece más tímido pero tiene también mirada de futbolista, de los que viven para ésto. "¿En quién me gustaría reflejarme?. El jugador que siempre me ha parecido como el más correcto con el balón era Zinedine Zidane. Siempre me gustó; pero yo soy un poco búlgaro y de pequeño siempre tuvimos en casa a Stoichkov como referencia. Era la estrella del país".
"Es que Martín es un poco nuestro Stoichkov", recalca su compañero. "Tiene hasta la mala leche", afirma Pipo mientras su compañero asiente con una relajada sonrisa.
En el caso del grancanario sus preferencias se trasladan al hemisferio Sur del balompié. "El mío es Ronaldinho", indica. "No sé; era anárquico y tenía cosas geniales. Me tocó ser niño cuando él estaba en un gran momento y me fijaba mucho en lo que hacía. Era genial. Pero también tengo que añadir a Jonathan Viera, que es nuestro jugador con más talento que he conocido. Tengo mucho contacto con él y él conmigo; siempre fue una persona que se acercó para aconsejarme. Le tengo una gran admiración y estoy atento a todo lo que hace porque va a triunfar en Primera".
Pipo quiere seguir las huellas correctas ahora que "estamos tan cerca del primer equipo. El míster insiste en varias ideas, me pide que sea más sencillo en mi fútbol, que concrete porque lo que prima es la eficacia. Este año me he puesto como objetivo ayudar al equipo y creo que en la segunda vuelta puedo tener mis propias oportunidades. De hecho mi rendimiento suele ser siempre mejor en esa etapa. Sueño con llegar al primer equipo también; para ello está ese margen de mejora que tenemos que realizar en la competición".
Alejandro aún recuerda aquellos días en que se sintió en una cumbre con inmediatez. "Sport, Mundo Deportivo, As, ... !qué se yo¡. Se escribieron muchas cosas en muchas páginas. Desde la perspectiva actual creo que aquello fue impactante para mí, excesivo y en algún momento me pudo perjudicar. Ahora no puedo prometer nada; sólo quiero divertirme con el deporte. En mi cabeza está aprender y crecer con mi equipo".
Martín, en cambio, ahora está esperando el debut oficial en el filial. "Mi papel esta temporada está por aún conocerse. Me defino como un jugador de equipo, con buena llegada, con mando .. estoy por mejorar porque tengo mucho margen". "Y di también que haces goles", le añade Alejandro. "Este año acumulamos experiencia y lo estamos haciendo en una plantilla que está funcionando bien". Ambos coinciden que Las Palmas Atlético tiene "mucha calidad. A lo largo de la temporada todavía va a estar mejor en la competición".
Rodríguez y Kozhuharov viven sin los focos de la otra etapa. Pico, pala, lápiz y bloc de notas. No tienen otra fórmula para que sus destellos de antaño revivan entre los profesionales donde el único regalo es la recompensa al buen trabajo.