El portero decide colgar los guantes y se despide de sus aficionados el domingo, frente a la UD Telde
M.B.
"Fui hombre de dos clubes", señala Lisandro Santana (Las Palmas de Gran Canaria, 23 de mayo de 1979). El portero del Villa de Santa Brígida colgará los guantes en apenas quince días. Este domingo se despide de los aficionados de su club con motivo del encuentro de Liga de Tercera frente a la UD Telde, a las 11.30 horas. No es una retirada al uso; Lisandro es el jugador superviviente en la entidad de la fusión (Angostura-Santa Brígida) que en 2004 dio vida al actual Unión Deportiva satauteña. Es, además, uno de los clásicos del grupo canario de Tercera División y el motivo de su adiós está asociado con "los años de sacrificio, el cansancio y el deseo de hacer vida familiar".
Lisandro deja la actividad futbolística en plena madurez: 34 años para un portero, con la condición de una capitanía y alta consideración para la entidad podrían ser razones de peso para mantenerse en activo. Pero "sé que me queda algo más de fútbol, pero me voy a casa con muy buena edad. He disfrutado mucho en el deporte, con buenos y malos momentos, pero considero que ha llegado mi hora".
El portero se formó desde los nueve años en Lomo Blanco, hasta llegar a los 20 en que, tras probar competición regional en el club de origen, pasó a La Angostura. "Aquel campo que teníamos era más recogido para el futbolista y para el aficionado. Notábamos el calor, no creo que el cambio actual suponga un beneficio para el club". Su gran momento deportivo llegó en la fase de ascenso 2006-07 cuando fue partícipe directo de la hazaña del modesto Santa Brígida, al sellar su arribo a la Segunda B de la mano de Juan Manuel Rodríguez.
La parada que sirvió como pasaporte de ascenso
"¿Mi mejor parada?. Sin duda: era el minuto 85 frente a la Gimnástica Segoviana y aquel día me lancé a mi izquierda para rechazar el penalti que nos clasificaba para la siguiente ronda. Luego vino el ascenso frente al Murcia B, que es el mejor momento en la historia del Santa Brígida como club", señala Lisandro al hablar de su minuto de gloria deportiva. El resto de su carrera, con entradas y salidas en la titularidad, se produjo bajo la carpintería del Villa de Santa Brígida, dos de esas temporadas en la categoría de bronce.
"El momento más duro fue el descenso, aunque era una muerte anunciada", añade. "También fueron amargas las horas posteriores cuando el Castillo nos ganó en la liguilla".
Llega pues el final deportivo de Lisandro Santana, pero tiene claro que "vine al club como un niño ilusionado y me marcho como un padre de familia. Ese es ahora mi papel en la vida".
La parada que marcó la trayectoria de Lisandro (pincha el play inferior)