El gol que Morete no quería marcar
07/05/2011

El Puma argentino pidió perdón al graderío de Naciente tras anotar el 1-2 del Sevilla. Fue la única vez que se cruzó en el camino del equipo que le consagró en Europa

Carlitos Morete tardó unas jornadas en meterse a la afición del Estadio Insular en el bolsillo. Venía a la Isla precedido de un gran prestigio en su país tras convertirse en el referente de ataque del River Plate de los años setenta, donde había conseguido ser el máximo realizador del campeonato metropolitano bonaerense. El Puma se consagró en la UD Las Palmas con sus jugadas explosivas, entendiéndose con la mirada con su compatriota Miguel Ángel Brindisi, que le servía unos pases profundos precisos para que luciera zancada y remate. Fue una sociedad bien nacida que proporcionó grandes dividendos al club grancanario.
Pero el conjunto integrado por isleños y sudamericanos se desintegró poco a poco después de la final de Copa de 1978. El destino de Morete fue el Sevilla, donde también había recalado el técnico Miguel Muñoz, el hombre que dirigió a los amarillos hasta el gran cita copera del Bernabéu frente al FC Barcelona (3-1). Y el 'nueve' se cruzó al fin con la UD Las Palmas el 29 de noviembre de 1980, hace ahora treinta temporadas. Aquel acontecimiento rebosó los graderíos del Estadio Insular.

LA NOCHE DEL PUMA
Las Palmas atravesaba un momento delicado en su juego que desembocó en la destitución del entrenador Antonio Ruiz, jornadas antes de la visita hispalense. El equipo había logrado reaccionar ... pero regresaba Morete. Hora y media antes del inicio del encuentro ya estaba cubierto todo el cemento y las 'arenas'. Había morbo en la ciudad para un partido donde once canarios, a las órdenes de José Manuel León, aspiraban a parar al Sevilla pujante de los Buyo, Nino, Choya, Montero, Juan Carlos, Yiyi y Morete. Las Palmas alineó aquella noche a Pérez, Gerardo, Mayé, Felipe, Toledo, Páez, Noly, Víctor, Pepe Juan, Juani y Julio Suárez. A Muñoz y a Morete la afición grancanaria le brindó una merecida ovación antes de la contienda y ellos la replicaron. El Puma sintió el calor de los graderíos pero en el partido ante sus ex compañeros no era él.

GOL CANARIO PRIMERO

Julio Suárez adelantó a los amarillos antes de la media hora y durante la primera parte se respiraba la posibilidad de una victoria canaria de rango. Tras el descanso, el ataque sevillano se dirigió hacia la grada Naciente. Y allí se resolvió el partido, con un polémico arbitraje del no menos conflictivo Franco Martínez, el inolvidable colegiado de la final de Copa contra el FC Barcelona. Juan Carlos empató cuando corría la hora de juego y Morete tuvo la posibilidad de la puntilla, con un discutido penalti. El ariete argentino fue quien lo malogró y todo iba para el mal menor local: el empate. Los centrales grancanarios estuvieron muy atentos a su marcaje pero en una acción cuando el partido moría, el Puma metió la cabeza y desvió lo justo para batir a Pérez. Corría para celebrar el gol cuando se percató de lo que había hecho. Y así fue la despedida ante sus antaños admiradores, uniendo las manos para perdón por el daño causado.

A BOCA, CON BRINDISI
Fue la única ocasión que Morete se cruzó en el camino de la UD Las Palmas, porque el partido del estadio Sánchez Pizjuán no lo disputó. Su etapa en el Sevilla fue efímera. Un año después partió de regreso a Buenos Aires para embarcarse en el trasatlántico de Boca Juniors y desprenderse de su pasado riverplatense. Allí iba echar una mano junto a Maradona y Brindisi en el que ha sido considerado uno de los mejores años del club xeneize. Sin embargo, Morete nunca olvidó su exitosa etapa con la elástica amarilla.

M.B.

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