Leoncio Castellano: seis décadas de aprendizaje
07/05/2011

Un entrenador con carácter, un instructor modélico y creyente del talento canario: "Hacemos virguerías con una pelota de trapo y una pella de gofio", afirma

A Leoncio Castellano le faltó algo por hacer en el deporte: engordar su cuenta corriente. La suya ha sido una vida entregada a la formación de jugadores y personas, que ahora está recogiendo sus frutos. El cariño de quienes le conocieron le desborda. La Asociación de Periodistas Deportivos de Las Palmas le elevó a los altares el pasado diciembre, en su gala anual, y hace unos días rememoró emocionado la gesta del Club de Balonmano Escaleritas, club señero en los años ochenta, con el trigésimo aniversario de su ascenso a Primera División. "Esa es mi satisfacción personal: que casi sesenta años de trabajo no se han borrado. Y los jugadores a los que les exigí el máximo siguen respetando y valorando mi labor. Estoy muy agradecido. Luis Conde, que fue una gran figura en su época, me dijo el otro día: "Leoncio, donde yo disfruté del balonmano fue con el Escaleritas". Gestos como ése me llenan de orgullo".

Leoncio (Las Palmas de Gran Canaria, 14 de enero de 1944) fue deportista, técnico, árbitro y educador. Empezó como portero de fútbol destacando en juveniles del San Antonio: "Era ágil y fibroso. Incluso fui campeón de España de gimnasia deportiva militar, con la instrucción de Jesús Telo Núñez".

LA VOCACIÓN TÉCNICA
Pero pronto descubrió su vocación como entrenador que ejercía de manera intensiva en modalidades que se codeaban en las instalaciones de la ciudad: voleibol, baloncesto y balonmano. "Todavía tenía tiempo incluso para ser árbitro de voleibol. Empezaba a las cuatro y terminaba a las diez y media de la noche". La venida en 1964 de Domingo Bárcenas para un curso territorial fue decisiva. En 1969 ya era entrenador nacional y a partir de entonces comenzó, con el Oscus femenino, su captación de jóvenes talentos para el difícil arte balonmanista. Su primer producto internacional fue Ana María Nuez, con el Tirma donde "Nordelo era mi delegado", para dar el salto en categoría masculina. Luego Felo, Tonono Lozano, Abilio, ... hasta casi ayer.

Las canchas Eliseo Ojeda se convirtieron en su particular liceo deportivo: "estas cuatro paredes son maravillosas. Era nuestra casa, con un vecindario cómplice al que hacíamos disfrutar porque aquí había calidad. La naturaleza del canario es deportiva al ciento por ciento. Tiene dotes innatas a causa del clima y la alimentación. En cualquier actividad donde desarrolle sus facultades va a triunfar. Con una pelota de trapo y una pella de gofio los canarios hacemos virguerías".

PÁNICO PENINSULAR
Reconoce que "soy visceralmente del Canteras UD, porque le vi nacer, pero moralmente me siento del Escaleritas, que ha sido mi verdadero club". Su capacidad para extraer la motivación de los jugadores fue desbordante. El ascenso ante el Maristas de Málaga tuvo un episodio previo en la capital andaluza. "Estaba sancionado y el colegiado se pasó cuatro pueblos porque ni siquiera me dejó estar en las gradas. Me echó del pabellón. Pero pude subirme a un muro y desde el exterior vi el partido dando instrucciones a los jugadores. Ellos no me veían pero sí me escuchaban desde la pista. Me sentí como el Cid Campeodor porque observaba que mis palabras eran suficientes para motivarles aunque no estaba allí. En la Península me tenían pánico. Provocaba las expulsiones porque tenían un significado para mi equipo y para la reacción de los jugadores en los encuentros".

HAY DOS LEONCIOS

Admite que tiene un desdoblamiento de personalidad cuando acudía a dirigir los encuentros: "Hay dos Leoncio. El que todos conocen en las canchas y el de una hora después de los partidos, donde soy amigo de todo el mundo". Lamenta el deterioro que ha sufrido el balonmano en los últimos años, relegado a un papel secundario en el escaparate deportivo de Gran Canaria: "Es culpa de los políticos, que lo han abandonado. No les interesa, no lo promocionan como antes. Aquellas campañas Verano y Deporte eran magníficas: todos los niños de la ciudad estaban ocupados realizándose (...) Tenemos técnicos actualmente, pero no quieren participar de manera altruista. Salvo unos locos enamorados como Machín y Tomás", los responsables del Escaleritas. "No hemos de olvidar que el ocaso del Escaleritas, y del Canteras, comenzó cuando pretendió profesionalizarse. En nuestra época había amor al balonmano. Íbamos a la Península con una bolsa de bocadillos y, en los partidos, teníamos un mercadillo propio con los productos que vendíamos, como tantos otros clubes de las islas, incluso la Unión Deportiva. Había colas ante nuestro vestuario para comprar tabaco, cámaras de foto, ... en fin, lo que hicimos muchos canarios en aquella época".
"El material humano sigue estando aquí", continúa. "Sólo falta motivarlo y rescatarlo. El balonmano era un deporte que llenaba pabellones y gustaba a nuestro público. Me resisto a creer que eso ya no exista", culmina.

FELO, EL JUGADOR CANARIO CON MÁS TALENTO. "Estoy en un compromiso si tengo que valorar a todos los jugadores que he visto formarse y triunfar. Han sido muchos y muy buenos. Pero si tengo que decir uno ese es Felo, por su visión y por su talento natural. El otro día salió al campo un ratito y, a pesar de los años que han pasado, no ha perdido su estilo y su capacidad imaginativa".

MIGUEL ÁNGEL, EL MÁS COMPLETO. "Considero que el más completo ha sido Miguel Ángel, el capitán del Canteras. Poseía una gran capacidad de trabajo en todas las facetas del juego. Y, además, fue el primer español en la lista de goleadores en una temporada de la División de Honor española. Eso está al alcance de pocos. No puedo olvidarme de Lozano y Abilio, atléticos y sensacionales".

SULO, EJEMPLAR. "Ha sido un placer dirigir a un jugador como Sulo. Una vez fui injusto con él. Habíamos preparado un partido para que defendiera a la estrella del Torcal Antequera, Argüelles. Pero Sulo estuvo despistado en la primera parte y perdíamos por cinco goles. Lo mandé a la ducha y, cuando estaba sentado en las gradas de paisano, me arrepentí y le volví a citar. Él lo aceptó. Le recordé cómo tenía que hacer las cosas en la segunda parte. Argüelles sólo marcó un gol, de penalti, ganamos por siete tantos de diferencias y acabamos el día contentos en el bar Koyak. Esa fue una de nuestras más complicadas victorias".

CARLOS ROSETA, EL MEJOR EXTREMO MUNDIAL. "Fabricamos al que considero el mejor extremo conocido en el balonmano mundial. Las internadas de Carlos Roseta eran imprevisibles para cualquier portero, incluso para el mítico Perramón: no se podía estudiar porque dominaba todos los gestos técnicos y siempre los alternaba. Atacando era un fenómeno, pero defendiendo era todo lo contrario".

CUATRO PARTIDOS DE SANCIÓN A PACÍFICO. "Fue contra el Caja de Ronda. Los dos árbitros no se ponían de acuerdo para señalar un penalti o golpe franco a favor nuestro. Al final pitaron lo segundo, yo no pude contenerme y les dije 'buitres del carajo'. Ellos estaban de espaldas y cuando se acercaba el primero con la tarjeta roja en la mano, ví a mi delegado Pacífico con las manos en la cabeza. Y, de inmediato le recriminé que no dijera aquellas palabras y que estuviera callado. Pacífico resultó expulsado y le endosaron cuatro partidos de sanción".

UN SUSTO EN JAÉN. "Me cabreaba en todos los encuentros. Los jugadores ya sabían qué significado tenían mis enfados, porque servían para mejorar, especialmente en la Penínsular porque en aquella época se montaban muchas encerronas. Les decía que el único que tenía facultades para protestar era yo ... "porque no juego". Pero fue tal el enfado que cogí en Jaén que terminé en un hospital. Me dio un achuchón y acabé conectado por todas partes. Los médicos me dijeron que tendría que estar cuarenta y ocho horas de reposo; pero nada: para Las Palmas. No esperé".

 

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