El consejero e historiador de la UD Las Palmas, Antonio De Armas, completa la reproducción de los valiosos trofeos del club desaparecidos, mientras anhela la futura construcción del museo de la entidad
Antonio De Armas, consejero e historiador de la Unión Deportiva Las Palmas, ha emprendido su propia travesía del desierto. Lleva más de dos décadas localizando, adecentando y almacenando documentos, prendas, enseres y todo tipo de objetos relacionados con el club sexagenario, al margen de las narraciones exhaustivas de la propia vida de la entidad que nació en agosto de 1949. Acaba de completar su propia hazaña: siete de los más importantes trofeos que habían desaparecido están de nuevo en las vitrinas de Pío XII en espera de que algún día se haga real el anhelo de todo el consejo de administración de poder disponer de un local donde exhibirlos, junto a las valiosas piezas de coleccionista que vuelven a estar catalogadas.
Estas copas corresponden a los títulos de Liga de Segunda División (años de ascenso a la élite), a la de Segunda B (salvo la de 2005/06, que fue realizada por encargo del club al no haberse entregado por la RFEF) y a la Copa de España de juveniles de 1971/72, la conquistada con Manolo Torres en la dirección de aquel célebre equipo. El azar esta vez jugó un factor determinante: "Mi padre, Valentín De Armas (neurocirujano), había operado a un familiar de Federico Alegre, joyero vinculado a la Federación Española desde el inicio de las competiciones nacionales en 1928. A Alegre se le encargaron todos los trofeos de los principales campeonatos", recuerda el consejero grancanario. "En una ocasión con motivo de un almuerzo con el Real Madrid en el Asador Donostiarra al que asistió el propio Alfredo Di Stéfano (último ciclo amarillo en Primera), conocimos a Alegre porque acompañaba a la delegación del club blanco. En aquel momento no había problemas con las Copas porque estaban en Pío XII, de acuerdo con el inventario que realizamos junto al empleado Jorge Quintana".
SEIS CAMIONES
Pero se produjo la misteriosa desaparición en la etapa en que De Armas abandonó temporalmente la entidad, entre su salida acompañando al consejo de Luis González y la vuelta posterior tras la época de la administración concursal. Para él, como podría ocurrir a toda la afición de la UD Las Palmas, resultó doloroso comprobar cómo en ese periodo se extraviaron objetos de gran valor sentimental que estaban en la sede social: "se llenaron hasta seis camiones con muebles, documentos, prendas, ..." recuerda con tristeza Inmaculada Íñigo, responsable de administración y un rostro entrañable del club en sus últimas décadas. Pero en un segundo almuerzo, esta vez con motivo de un encuentro ante el Castilla en la era Ramírez, De Armas se reencontró con el joyero Alegre y le pidió que comprobara en sus almacenes si aún poseía los moldes de aquellos trofeos conquistados por el club grancanario: "El día que me llamó para confirmarme la existencia de los moldes y la posibilidad de recuperar las Copas me llevé una alegría inmensa", advierte mientras su rostro se ilumina. "La predisposición del joyero fue absoluta porque nos dijo que realizaría el encargo cobrándonos sólo los costes. Sus trabajos son verdaderas obras de arte", señala mientras mira los trofeos bañados en plata de ley, relucientes, con detalles artesanales labrados a mano. "Invertimos doce mil euros en recuperarlos ... pero aquí están. Sólo nos queda una copa, que mide un metro de alto, que es el trofeo de la Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria de 1954, pero su elaboración no corresponde a Alegre. Insistiremos".
CAPTURAS EN UN VERTEDERO
La mayor pérdida, quizá ya irremplazable, corresponde a las conquistas de filiales. "Estos trofeos, hasta donde yo pude averiguar, estaban en las mazmorras del Estadio Insular. Lo llamaré así porque se trata de un habitáculo húmedo y sucio en el que se amontonaron hasta su desaparición. No tuvieron cariño con la historia del club", advierte De Armas sin ánimo de señalar a los autores de aquel acto. Sin embargo sí pudo captar una pieza de gran valor como fue el cuarto Trofeo Amberes, otorgado a la UD Las Palmas en la campaña 1956-57, premio que se dirigía a los clubes que mejor cuidan su labor de cantera: "estaba entre ratas", matiza De Armas. "Estaba oxidado y muy dañado. Se ha hecho una excelente reconstrucción. Tiene un gran valor porque da sentido al trabajo tradicional de este club".
PARTE DEL CATÁLOGO
Recuperar el pasado puede ser más difícil que elaborarlo. El historiador nos habla mientras observa algunos de los objetos que están previstos mostrar en el futuro museo de la entidad. "Hemos conseguido la cesión de todas las conquistas del Marino CF, uno de nuestros clubes fundadores. Incluso la célebre Copa Lucana, que era una de las competiciones estelares locales de los años anteriores a la creación de la UD Las Palmas. Tenemos más de cien mil fotografías de la historia de la Unión Deportiva", añade, "pertenecían a los archivos de los fotógrafos Chacón, Hernández Gil, Azcanio, Álamo, ... Están en nuestro poder también los tomos de Quiney (recopilación gráfica y periodística de la primera época), las actas del club, las camisetas de Wolff (con la selección argentina), Germán, Tonono, Gerardo, Felipe Rodríguez, Guedes o Juanito; son muchas. La familia del doctor Emilio Tomé también nos ha cedido muchos objetos que recopiló durante su larga etapa como médico, ... el balón del ascenso de 1954, el de los juveniles de 1972 que está en poder del delantero Miguel Ángel y que nos ha prometido su entrega, ... Si sigo, no acabo".
Resalta el consejero que "el factor suerte ejerce una influencia determinante en estas cosas. El consejero Luis Valeriano resultó fundamental en la adquisición de los 33 tomos de Quiney, que pudimos incorporar por 350.000 pesetas. Lo recogió el empleado Atilio Luján, quien también colaboró con nosotros en este duro cometido".
Y, cómo no, la reaparición del banderín de la Copa del Rey de 1978, el de la final frente al FC Barcelona. "Fue una gran satisfacción. Vino el pasado día de Reyes en un sobre de correos a mi nombre, sellado en el Puerto de la Cruz. Estaba en muy malas condiciones pero Macu Íñigo se lo llevó a casa, le dio un lavado especial y un planchado con tanto cariño que aquí está (lo muestra) como nuevo. Aquí trabajamos en equipo". Se refiere el historiador a las valiosas aportaciones de los también consejeros Rafael Méndez y Félix Noda, así como a los colaboradores Malena Millares, Bruno González, Teófilo Navarro, Carmelo Pérez, Juan Núñez, José Manuel Yánez o Norberto Rodríguez.
VALORACIONES
LO QUE NO APARECE La búsqueda no ha cesado. El club tiene constancia del extravío de muchas piezas de gran valor. De Armas subraya las siguientes: todos los banderines de intercambio con los clubes empezando por los de la temporada 1951/52, año del debut en Primera; un valioso cuadro conmemorativo del primer ascenso que "fue donado por unos militares y que hace quince años fue tasado en medio millón de pesetas: una obra de arte, estaba en la entrada de Pío XII", señala el consejero. Además, una pitillera de plata donada por el Athletic de Bilbao, la camiseta de Tonono enmarcada en un cuadro de caoba y "fotos, documentos y muchísimos artículos incontables. Estamos abiertos a cualquier donación", subraya De Armas.
EL MUSEO, UNA NECESIDAD "El futuro museo será un viaje onírico al pasado, un paseo en el tiempo. Hemos realizado el boceto de un proyecto que puede honrar la historia de nuestro club y las personas que la construyeron", indica el historiador. La Unión Deportiva Las Palmas ha propuesto al Cabildo Insular de Gran Canaria su instalación en el edificio Naciente-Sur del nuevo Estadio. Según los cálculos de De Armas y de acuerdo con las propiedades catalogadas, la UD tendría capacidad para ocupar dos plantas de aquel inmueble y exhibir al público sus piezas únicas en un museo de 1.500 metros cuadrados. "No faltará detalle, no olvidaremos a nadie", culmina