Moría el encuentro y agonizaba también la eliminatoria. El Gran Canaria vivía una vez más su destino acorde al verdadero rol que cupa en la segunda mejor Liga del Planeta. Pero su gran aliado se resistió a irse del campo de batalla sin condecorar a los héroes. Un minuto antes de la conclusión del segundo asalto ante el Baskonia, con el desenlace escrito a favor vitoriano, el león amarillo rugió por última vez esta temporada. Contagiados por la serenidad y por el agradecimiento se evadió del juego para desarrollar su propa fiesta en las gradas. Los jugadores también levataron el pie del acelerador y pusieron rumbo a ese minuto final que se prolongó casi media hora.

Fue una fiesta improvisada en el templo del baloncesto canario. Uno a uno los jugadores acabaron también entregados a los cánticos de la afición amarilla. El 'pedazo de equipo', un reiterado 'campeones', la petición popular del MVP para Jaycee Carroll al que se le pidió el 'quédate, quédate' o la aclamación por el trabajo de Pedro Martínez. Los seguidores tienen su opinión soberana de todo y, como ya han demostrado en anteriores ocasiones, no admiten la manipulación indocumentada y caprichosa. El Centro Insular sólo escucha a su propio corazón y a la noble causa del equipo.

Pero la jornada de la despedida tuvo también síntomas de un adiós más profundo. Además del bombardero Carroll, Moran, emocionado con la camiseta de Jason Klein, abre sus incógnitas al igual que las del propio Savané. Sin embargo ambos no dejaron de reconocer la importancia de la unión de ese vestuario en el que son sus referentes, mientras Martínez prolongó los interrogantes sobre los jugadores con un "ojalá la temporada podamos mantener a este grupo de jugadores"´.

El entrenador, que aclaró que su idea era permanecer en el proyecto, tuvo un gesto loable al mencionar a Himar Ojeda como ejecutor de este nuevo 'milagro amarillo'. El arquitecto que planificó la temporada escuchaba cerca de la boca de vestuarios; tranquilo, como hacen los grandes héroes casi anónimos, evitando estar en la foto. Su trabajo sin embargo no pasa de puntillas aunque de nuevo toca otro verano calculadora en mano y expedientes al acecho para captar nuevas figuras para la ACB. Generar nombres propios en la ACB es su oficio

Y es que el Gran Canaria ha puesto el listón tan alto que mirar hacia abajo, a la residencia de los que en teoría pertenecen a su casta, produce vértigo. Sabe, sin embargo, que cuenta con ventaja: una afición sabia que alienta en los momentos de debilidad y que premia en incluso en la derrota. Ahí radica la fuerza de esta bestia.

Jim Moran se funde en un emotivo abrazo con un aficionado,  después del regreso de los jugadores a la pista por petición popular. (C. Torres)

M.B.

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