Por Higinio Medina
Poco ha transcurrido desde el inicio de la liga y si bien las expectativas siguen intactas, desde la grada comienza a aflorar el voluble estado de ánimo ya "característico" en gran parte de los aficionados: Lo que hace apenas un momento era excelso, ahora resulta que es un desastre. "Ni tanto, ni tan calvo"...
La Unión Deportiva de haber ganado ayer se hubiera colocado líder en la clasificación de la liga. Evidentemente es un dato anecdótico que no entramos a valorar, pero si nos adentramos en lo estrictamente desarrollado en el juego y al margen de actuaciones arbitrales observamos una carencia importante en el juego organizativo del equipo amarillo. Mientras en el Córdoba veíamos a un jugador que les servía de referencia para canalizar sus acciones de ataque y que su actuación por momentos llegaba a ser desequilibrante, en Las Palmas se notaba la falta de ese mismo referente. ¿Puede ser estrategia?
David González es un excelente jugador, de una calidad infinita al que hemos visto realizar maravillas en el campo, pero últimamente vemos que exaspera al respetable con sus "caracoleos" y su falta de profundidad que en muchas acciones llega a frenar el juego de ataque de su equipo; de hecho cuando el balón llega a sus piernas la expresión que más se oye en el Gran Canaria es "¡pa´tras!".
El fútbol tiene bastante de subjetividad, en cuanto al análisis del mismo se refiere, probablemente todos llevemos un entrenador dentro, pero lo evidente no deja de ser evidente. Aún así no sería justo focalizar todo sobre un jugador, pues el equipo lo componen once sobre el terreno de juego, junto con los suplentes, así como las decisiones que se tomen desde la banda; pero nos deja un sabor agridulce constatar el potencial atacante que se tiene y que se diluye, salvo momentos puntuales y siempre a base de "arreones"...