Por Manuel Borrego
Se veía venir aunque, de facto, el CD Tenerife fue cobaya este verano sin estar inmerso en la Ley Concursal. Ocurrió también en el pionero en esa selva, la UD Las Palmas, aunque no afectó a los jugadores sino a un sector de su nómina administrativa y organizativa. El temido Expediente de Regulación de Empleo ya ha aterrizado en las plantillas de clubes concursados. Algo más de un lustro desde la puesta en marcha de esta modalidad de la maquinaria judicial, el Juzgado de Lo Mercantil de Alicante ha admitido el ERE propuesto por los administradores concursales del Hércules que afecta a cinco descartes del club; tres en realidad (Rufete, Del Olmo y Cristian) porque los dos restantes ya están en otros destinos.
Una vez más el espíritu de la Ley Concursal se aplica con máscara: no se trata de reflotar la sociedad en el caso de estos futbolistas, sino de aligerar la deuda y resolver contratos de jugadores que ya no interesan. Porque las liquidaciones del trío (veinte días por año trabajado) sólo desinflan de manera leve los teóricos 60 millones de euros de deuda del ahora líder de la Segunda División.
Esta actuación que crea jurisprudencia es una peligrosa medida que entra en conflicto incluso con la sólida posición de la Asociación de Futbolistas Españoles, porque los clubes encuentran un arma nuevo en su lucha anual con las calculadoras. Porque las liquidaciones de contrato vía ERE pueden ser una herramienta eficiente incluso ante la posibilidad de las denuncias por impago de cada verano y las amenazas tajantes de descensos federativos. ¿Quién sabe por dónde se desarrolla esta mala hierba y cuáles son los criterios con los que se aplica?.
Ciñéndonos a los tres futbolistas aludidos, que según El País sólo cobrarán el 10% de sus contratos en caso de aplicarse la resolución de ese expediente, nos fijamos en uno de ellos para ilustrar el panorama real que cada día afronta esta nueva UD Las Palmas aún también en concurso. Pujó Pío XII en su día por Joseba del Olmo, ofrecido al club amarillo en 2009 tras su paso por el Athletic de Bilbao, pero el zurdo ni siquiera atendió la propuesta económica de Canarias. Los 240.000 euros anuales que le ofreció el Hércules eran más tentadores, lógico. Pero, de aquellos sueños a estas realidades. Y lo que se avecina.