Por Higinio Medina
Nunca la ausencia de un jugador (Pignol por acumulación de tarjetas) creó tanta zozobra en un equipo de fútbol. Bueno quizás exagere, pero el remedio elegido para suplir su ausencia hizo de la Unión Deportiva Las Palmas ante el Recreativo de Huelva algo similar al doctor Jeckyll y Mr. Hide.
Si en otras ocasiones el planteamiento inicial había resultado "positivo", estratégicamente hablando, a pesar del dominio que suelen tener los rivales del equipo amarillo durante la primera media hora de juego, en esta ocasión se pudo comprobar que jugar al límite no siempre es productivo y que el rival siempre tiene algo que decir, sobre todo si se cometen errores.
El Recreativo no daba crédito ante las facilidades que tenía en el terreno de juego durante la primera parte y menos aún con el filón que había encontrado en las bandas. Los cambios que el entrenador canario había introducido en la alineación inicial no dieron el fruto esperado en cuanto a la colocación de las "piezas" se refiere, cuando probablemente había otras alternativas sin necesidad de llegar al desquiciamiento de los jugadores defensivos y que de alguna forma transmitían esta inseguridad al resto de compañeros.
En el Colombino vimos, por momentos, a un equipo noqueado (el canario) y otro que parecía estar en una nube (el onubense) y nos preguntamos ¿por qué?. ¿Falta de concentración en las tareas encomendadas?, probablemente. Ahora bien, esa falta de concentración también podría estar en el banquillo a la hora de tomar las decisiones y no actuar con los reflejos que se requieren ante una situación que nos mostraba a una nave que hacía agua por todas partes.
Afortunadamente se rectificó en la segunda parte y volvió la concentración dentro y fuera del terreno y aunque se pudo enderezar el rumbo, en esta ocasión la Fe no fue suficiente, pues una vez más se habían dilapidado muchos minutos de juego...