J 15: Estropicio amarillo en Huesca (2-0)
26/11/2011

La UD Las Palmas fue un garabato en manos de un colista crecido tras el error que propició su primer gol y la expulsión de Barbosa

Nada que objetar a la derrota de este sábado de la UD Las Palmas; mucho que arreglar tras el estropicio producido frente a la SD Huesca. El conjunto grancanario fue un garabato en su frustrante visita al estadio El Alcoraz, desdibujado en todas las parcelas del juego y, además, peligrosamente descoordinado en su retaguardia. La derrota 2-0 fue una escueta expresión en el marcador para el conjunto aragonés, que descosió por completo a un rival desmoronado hasta las profundidades después de recibir el primer mazazo. La jugada del 1-0 resultó clave. En ella se registra un error de bulto del galo Pignol, que no está en línea con sus centrales y habilita al adelantado Gilvan. Además, su marcaje es muy flexible, lejos de la posición del delantero azulgrana que encara al portero visitante. Todo lo demás sucede en cadena: expulsión de Barbosa, tras una primera parada de mérito, penalti, gol y hecatombe grancanaria en el terreno de juego.

Posiblemente se ha presenciado esta tarde la peor actuación de esta temporada de los amarillos. Los hombres de Juan Manuel se desconectaron en el campo como equipo e hicieron la guerra por su cuenta ante un adversario que no dio muestras de ser el colista de la clasificación y que, por primera vez, lograba un triunfo en su propio feudo esta campaña. Los amarillos fabricaron una solitaria ocasión en todo el partido, donde fueron reos del mejor concepto general de su oponente.

Las Palmas había mantenido cierto orden hasta el 1-0. Parecía que, tras la salida del Huesca, tenía poderes para concebir un partido a la contra o para rematarlo cuando llegaran los nervios al rival. Sin embargo, más grave que el error de Pignol y el gol de Camacho fue la posterior sensación visitante de no tener capacidad para reaccionar ante la adversidad. Las prisas se apoderaron de los jugadores de Juan Manuel Rodríguez, que eligieron la conducción individual a las combinaciones, perdiendo aún más cualquier posibilidad de alterar a una retaguardia local que por primera vez en esta competición deja intactos los dominios de su guardameta.

La segunda parte fue una prolongación de los errores y la creciente sensación de impotencia canaria, que ha de volver a reflexionar sobre las fórmulas para arreglar este pésimo último mes de competición donde ha cosechado un punto de los doce disputados. Espeso Jonathan Viera, perdido Portillo, nada imaginativo David González, erráticos en retaguardia, pobres desde el banquillo, ... pero voluntariosos. Ese es, al menos, un buen principio para una pésima tarde digna de olvido. De lo peor en las últimas campañas.

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