Juan Oramas, el hombre de un gol diabólico
27/03/2012

Rememora para Tinta Amarilla.es el tanto del 5-3 que acabó con el asedio de Castilla y sentenció la celebre final de la Campeonato de España el 1 de abril de 1962

Aún hoy, medio siglo después, Juan Arocha Oramas (Las Palmas de Gran Canaria, 4 de diciembre de 1943) no sabe qué fuerza interior le movió para tomar la decisión con más trascendencia de su vida, para disfrutar de su momento de gloria deportiva. Faltaban unos pocos minutos para terminar la gran final y la selección de Las Palmas ganaba 4-3 el Campeonato de España de 1962. Sin embargo el equipo de Luis Molowny se vio en la obligación de atrincherarse para defender con todo la mínima ventaja sobre la poderosa selección de Castilla. El defensa Rafael estaba lesionado y, como no se permitían cambios, los técnicos decidieron enviarle a la zona de ataque y recomponer el sistema de contención con el polivalente Manolo Martín y el sacrificio del trotamundos Oramas. "Lo estábamos pasando muy mal", recuerda con viveza aún uno de los héroes diabólicos de La Condomina. "Temíamos por el resultado porque aquella gente estaba volcada sobre nuestra portería", añade Oramas.

Pero el panorama cambió en ese instante. A pesar de su problema, Rafael recibió un balón y lanzó un duro disparo desde fuera del área. Oramas estaba casi en el centro del campo y recuerda así lo que ocurrió. "Martín se había ubicado en el lateral por Rafael y a mí me tocaba correr para robar balones. El disparo de Rafael fue tremendo y no sé por qué yo empecé a correr en dirección a la portería. El balón golpeó en el larguero, botó en el campo mientras el portero y tres defensas castellanos se quedaron mirando. Cuando se dieron cuenta ya estaba el balón en el fondo del portal después de mi remate de cabeza. Ni yo mismo me percaté de lo que realmente había hecho, todo sucedió muy rápido. Fue la alegría más grande de todas las que me ha dado el fútbol, es el gol de mi vida que, además, lo pude celebrar con mis mejores amigos. Allí se acabó prácticamente la final y nos proclamamos campeones".

Este domingo 1 de abril de 2012 se conmemora  aquella hazaña de los Diablillos Amarillos, al cumplirse las bodas de oro del título nacional juvenil de selecciones territoriales, una gesta que movilizó toda Gran Canaria. Juan Oramas tuvo una participación decisiva a título personal, en una formación que toda la isla recitó en los años venideros porque proporcionaron uno de los logros deportivos más sonados de la época. El recuerdo de aquella final se ha hecho imborrable porque "hicimos algo muy importante. El público murciano se puso de nuestro lado y no dejó de aplaudirnos, contagiado por el juego de nuestro equipo. Pero es que, además, también la afición de Las Palmas se volcó por completo con el equipo de los Diablillos. Hicimos historia para el fútbol grancanario pero, en realidad, cuando empezó el torneo no pensábamos que podíamos ser campeones porque había muy buenas selecciones en liza. Andalucía, en semifinales, tenía un equipazo y había caído ante nosotros con aquellos dos goles de Germán. Pero Castilla era igualmente otro conjunto muy poderoso al que logramos batir en buena lid".

ESTIRPE DE JUGADORES

Oramas tiene escenas grabadas en su memoria del comportamiento de la afición cuando regresaron de la Península. "Nos trataron como héroes; cada vez que jugamos se llenó el Estadio a rebosar". Él pertenece a una estirpe de notables futbolistas de la capital grancanaria que se regenera. Sus tíos Rafael y Domingo fueron jugadores de Las Palmas y Español, por un lado, Marino y Ceuta, por otro. Su primo Falo Oramas también estuvo en un juvenil notable de la UD. Su primo segundo Félix fue jugador amarillo en la década de los ochenta, como ahora lo es en el filial de Tercera el hijo de éste, Asdrúbal. Y Mingo Oramas, primo segundo también, dirige el filial de División de Honor juvenil.

Juan Oramas desarrolló su infancia en la zona de Guanarteme donde la suerte le tocó con una varita para ponerle al lado de Germán Dévora. "Él me lleva apenas veinte días, nos criamos juntos en el fútbol. Yo no he visto un jugador como él, ni antes ni ahora. Para muchos ha sido un honor vestir la misma camiseta y, en lo que a esta selección se refiere, se logró unir a un grupo de amigos que además hacíamos buen fútbol. Creo que mi juego le aportó muchas cosas: velocidad, técnica y oportunismo. León y yo éramos iguales; cada uno en una banda".

GOL, RADIO Y FRACTURA ÓSEA PATERNAL

Juan se emociona con cada pregunta que le hacemos. "Al regresar de La Condomina me enteré que mi padre estaba escuchando por la radio el partido y que, al marcar el gol del 5-3, dio tal salto que se fracturó un tobillo. En mi casa vivíamos el fútbol con intensidad". El deporte también le dejó un sinsabor porque, después del éxito juvenil, le llegó una lesión que pudo marcar su destino como futbolista. "Ocurrió en un entrenamiento cuando me vigilaba el argentino César Nelli. Me escapé en velocidad pero sufrí una rotura de fibras en la parte posterior del muslo. Lloraba porque no lograba curarme; cada vez que parecía que iba a salir adelante tenía una recaída". Nueve meses después y tras desoír unos consejos de Jesús García Panasco, se marchó al Betis a probar fortuna. "Me cedieron al Extremadura, en Almendralejo, junto a otros cuatro futbolistas. Pero no llegué a consolidarme. No estuve bien aconsejado; debí hacerle caso a García Panasco y quedarme pues no debía tener prisas por mi juventud. Sin embargo no lo hice".

El fútbol de Gran Canaria le recordará para siempre. Porque aquella alineación empezaba por Santiago, Mujica, Paco, ... y terminaba con los diabólicos delanteros Oramas, Martín, Germán, Lolín y León. Ese gol suyo en la gran final está ya en la eternidad.


Manuel Borrego

El ataque de la selección juvenil: Oramas, Martín, Germán, Lolín y León; velocidad, técnica, brega y oportunismo conjugadas.

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