"En aquellos tiempos era común que los equipos se felicitaran unos a otros. Fue un gesto muy noble el de De Felipe al llevarme a hombros tras el partido; eso habla cómo era el fútbol en aquella época". Pedro Lasso, capitán de la formación diabólica de la selección de Las Palmas volvió a alzar la Copa este 1 de abril de 2012, cincuenta años después de ganarla. Durante años creyó que el trofeo logrado en La Condomina había desaparecido, pero hace unas fechas regresó con sus compañeros a la Federación Interinsular y allí mostraron las dudas sobre una pieza de plata que llevaba tiempo sin identificar, en una de las dependencias. A Pedro Lasso y a los presentes en el momento de la "reconciliación" se le saltaron las lágrimas porque reconocieron aquel preciado tesoro que durante días se exhibió por toda la capital grancanaria. "La creíamos perdido pero era ella, la misma, cincuenta años después".

"Fuimos campeones de España ante un equipo al que consideraban todos teóricamente superior. Nuestro orgullo de haber conquistado ese torneo es enorme porque cumplimos un sueño", saborea Lasso al cumplirse la efemérides del cincuenta aniversario. "¿El momento más difícil?. Confieso que acudimos a la final con más confianza que cuando disputamos las semifinales frente a Andalucía, porque este equipo era un equipazo auténtico. Nos hizo sufrir mucho, pero gracias al Maestro que metió aquellos dos golazos (la remontada en el Insular frente a los andaluces) les eliminamos. Ese es el momento clave del torneo porque ganamos muchísima confianza".

"A nivel anímico este campeonato marcó mi vida. Porque además yo fui el único de los componentes de la selección que decidió colgar las botas a los 23 años de edad. Estudiaba y nunca pensaba a jugar al fútbol a nivel profesional. Pero fui un afortunado el poder haber vivido aquello", puntualiza el legendario capitán.

De Felipe lleva a hombros a Lasso, tras terminar el partido de La Condomina (Archivo José Hernández)