Está donde merece estar
04/05/2012

Por Manuel Borrego

Un resultado adverso en forma de derrota no es novedad. Le ha ocurrido en 288 oportunidades a la UD Las Palmas en su hoja de servicios dentro de la Segunda División, la tercera vez esta temporada en el Estadio de Gran Canaria. ¿Qué enoja tanto a la parroquia para que de un partido a otro desaparezcan 3.400 personas de los graderíos?, ¿por qué este equipo no acaba de mantener una línea de juego e intensidad en sus encuentros?. Sin duda, la afición quiere más o aspiraba a más porque cree que la producción de esta plantilla debe ser mayor. Esa sensación es compartida incluso en el consejo de administración del club y entre los técnicos y jugadores, pero de igual forma esa querencia puede disfrazar que existen limitaciones o aspectos del juego que son deficitarios y que han de pulirse si existe el propósito de generar motivos para progresar en la siguiente competición. Las Palmas ha demostrado a lo largo de la Liga que no está a la altura de las plataformas que aspiran al ascenso directo o a promocionar y en el momento de la verdad su fútbol ha llegado a ser previsible, con frágiles conceptos y, lo que estimamos más llamativo, con una vulnerabilidad anímica que delata la ausencia de una moral de equipo ganador. En consecuencia, está donde merece estar.

La realidad va descubriendo a un conjunto que en el maratón de esta Liga ha ofrecido una irregularidad manifiesta, alejado de las emociones festivas y también -no se olvide- de las penurias clasificatorias que tan profundamente se conocen por estos pagos. Porque detrás de este descontento popular existe un conducto abierto hacia la autoflagelación. Quizá si el equipo hubiese estado inmerso en estas jornadas finales en el fango, embarrado por números negativos y por el temor de otra pérdida de categoría, habría más unidad en torno a sus actuaciones para evitar un naufragio como el del Tenerife la pasada temporada, ejemplo vale. La ambición insatisfecha rompe cualquier perspectiva global de satisfacción porque, por fin, un año se puede cerrar sin haber padecido un instante de sufrimiento o que la entidad sea capaz de generar nuevos recursos deportivos procedentes de su fábrica.

Pero esto es fútbol, desmemoriado y desleal con proyectos maniatados. El abonado paga y tiene razón: ¿por qué viajar en Segunda cuando por el mismo precio cree poder hacerlo en Primera?. Es cierto. Señores del consejo, tomen nota para 2012-13: laterales seguros, atléticos y profundos; centrales contundentes, centrocampistas rompedores y creativos a la vez, que cometan faltas inapreciables y no se autoexpulsen; un lanzador de penalties seguro (cuatro errados esta temporada), delanteros infalibles, un líder de equipo que no pique en las provocaciones y un portero que hable sólo en el campo ... Y si no tienen dinero para cubrir el presupuesto para una superplantilla 'a lo Depor', invéntenlo.

 

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