Puñetazo en la mesa presidencial
22/06/2012

Por Manuel Borrego

Son tiempos difíciles para los clubes; pero también para los jugadores. Mariano Barbosa y Miguel Ángel Ramírez escenificaron este jueves en Canarias Radio La Autonómica (felicitaciones a los compañeros por el documento sonoro logrado) un debate en vivo que en teoría habría quedado de las puertas de Pío XII hacia sus despachos. El presidente, como es habitual en él, se mostró como un libro abierto y dijo en público al portero argentino lo que pensaba la comisión deportiva y él mismo, reprochando la indefinición del futbolista sobre el planteamiento realizado para seguir en la entidad. Es el mismo Barbosa que se molestaba del "pasotismo" de algunos compañeros hace apenas tres meses y que reclamaba la íntegra vinculación a un proyecto ambicioso del club. Ese mismo; convencido horas después para renovar su vinculación con el club hasta 2015.

Durante años hemos asistido a una actuación como club de la UD Las Palmas en manos de los jugadores y de sus representantes. En una ocasión en la década de los noventa, en plena caída del equipo hacia un descenso, un futbolista -de cantera- nos llegó a comentar que "una baja federativa es también dinero" a la hora de negociar su salida hacia otro destino. Así fue en aquel caso y en tantos otros en que la entidad grancanaria asistió de manera pasiva a perder su patrominio o su capacidad de mando como entidad.

Miguel Ángel Ramírez y su consejo de administración también evoluciona con el paso del tiempo. Ha cometido errores por ser a veces permisivo o generoso con los futbolistas. La marcha de los hermanos Castellano en 2008 puede ser muestra de ello: aparecieron en el escaparate del primer equipo sin que el club estuviese protegido de antemano y, de inmediato, emigraron a otra entidad. La salida de Nauzet hacia el Valladolid no dejó dividendos porque Las Palmas quizá esperó en exceso por el jugador, ahora repatriado. Son ejemplos que ha modificado la manera de actuar del propio club, que ahora tiene la sartén por el mango y es capaz de extraer beneficios ante fugas inevitables como la reciente de Jonathan Viera. O de estar tranquilo en espera de acontecimientos cuando un valor como Vitolo es capaz de cuestionar su continuidad en la entidad con un contrato en vigor. Los mecanismos de protección parecen correctamente activados de juveniles hacia arriba.

Las Palmas quiere a Barbosa y Barbosa quiere a Las Palmas; se necesitan mutuamente. Como decimos, los tiempos cambian y al club no le ha valido el diálogo silencioso en los despachos para desbloquear el concurso de su portero titular, que si ha renovado es porque también está convencido en el plano deportivo y económico. Escenificación de los hechos al margen, Ramírez ha dado un golpe sobre la mesa y ha hecho valer la autoridad del club por encima de las estrategias de los agentes. Y manda de camino un mensaje a navegantes, porque las curvas que vienen son realmente crudas.

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