Una nueva luchada memorable fue brindada en la final de la Copa de la Caja, con triunfo ajustado del Maninidra ante un Adargoma que también estuvo a notable nivel (12-10). Los puntos de calidad los resolvió el líder del club de Ingenio, Agustín González Pollo de La Candelaria, al dejar fuera de combate a Miguel Hernández y Efrén Medina en las últimas curvas de la velada. Si todas las luchas se gestaran con el cuerpo a cuerpo como realizan estos rivales antagónicos, los terreros de Gran Canaria estarían abarrotados como anoche ocurrió en Los Molinillos con aficiones satisfechas por el espectáculo brindado.

La caída de Miguel Hernández, a la derecha, ante Agustín González. Forzó al máximo y tocó su rodilla en la arena. El vacío del luchador local hizo el resto (C. Torres)

Las mejores jornadas de la temporada insular de lucha canaria han pasado por la segunda categoría. Rivalidad, motivación, calidad en la ejecución de las mañas; arte y músculo, intensidad y emociones. La victoria del Maninidra lo tuvo todo: un gran campeón y un meritorio rival que embarró el triunfo desde la primera silla. Porque parecía que podía ser otra noche de heremoteca de Miguel Hernández, que sumó los cuatro primeros puntos de su equipo y daba alas al Adargoma. Pero la respuesta en el Maninidra no se hacía esperar porque también los hombres de la media sumaron puntos importantes llevando codo con codo la luchada hasta las decisiones finales.

En el equipo cochinero destacaron varios bregadores en estado de gracia. Juan Alberto Ramírez estaba empeñado en sacarle alas a sus contrincantes. A Miguel Ramírez le sorpendió con una cogida de tobillo y otra de muslo finalizada con acróbatico vuelco la segunda. Logró sumar tres puntos y ser finalmente uno de los dos luchadores que quedaron indultados en el Maninidra.

Saúl Perera, por su lado, acompañó sus dos eliminaciones con una gran cintura y potencia en el tren inferior, mientras que Jonathan González tenía encarrilada sus primeras acciones hasta que un 'despiste' en la caída frente a Isidro Guerra propició su expulsión. Los colegiados reflejaron en el acta que había golpeado con la pierna "una patada" a su rival (que tuvo que ser atendido) motivo por el cual cerró con anticipación a la prevista su actuación. No obstante, de inmediato y antes de acudir a la ducha, González se acercó hasta Guerra para pedirle disculpas, centrando luego toda su energía en animar a sus compañeros.

Isidro Guerra precisamente fue una de las armas principales del Adargoma. Además del hermano del Pollo de la Candelaria, dejó atrás a David Martín y Saúl Perera, prolongando su estancia en la arena a base de experiencia y saber estar.

Pero todo cambió después del 8-9 cuando al fin salió al escenario el líder del Maninidra. Primero encontró en el camino a Beneharo Hernández y en el segundo peldaño a Miguel Hernández, el adargomista que esta temporada le envió al suelo con nitidez en una de las luchadas. La maniobra del Pollo de la Candelaria fue magistral: se abrazó a su rival danzando unos metros para proyectar una burra perfecta que El Majorero no esperaba. Hernández regresó a la arena arriesgando al máximo y en la segunda entrega su rodilla rozó con la superficie, firmando así su final.

La última esperanza del decano de San José era Efrén Medina, que venía de dejar fuera de combate a Ernesto López. Agustín González midió los tiempos de la última eliminatoria. Ganó la primera rompiendo la cadera rival (imagen superior a la derecha) y forzó la separada en la segunda, con lo que aseguraba que el título quedara en casa por segunda vez, como había ocurrido antes con la Liga insular (11-10).

Las formaciones de la magnífica velada disputada en Los Molinillos, bajo la dirección de los colegiados Cristóbal Ruiz, Eulogio Ramírez y Héctor León, fueron éstas: