Los Juegos Olímpicos y la filatelia (1)
24/07/2012

Coubertin, el padre de la Era Moderna

El próximo viernes, 27 de julio, con la ceremonia de apertura, comenzarán oficialmente en Londres los XXX Juegos Olímpicos de la Era Moderna en los que la capital inglesa será la organizadora por tercera vez en su historia (1908 y 1948). Este espectáculo único por su dimensión social y deportiva será objeto de especial atención por Tinta Amarilla en cuanto a la participación grancanaria se refiere, a la vez que publicará una serie de reportajes tomando como base ilustrativa la filatelia, que nos dará, a través de los sellos olímpicos, una visión particular de aspectos más propios de la intrahistoria.

Grecia - Roma

Las primeras noticias que se tienen de los Juegos Olímpicos datan del año 776 a. C., destacando entre los distintos eventos atléticos que se celebraban en varias ciudades de la antigua Grecia los que se disputaban en la ciudad sagrada de Olimpia cada cuatro años en honor especialmente del dios Zeus y prohibidos en el año 393 de nuestra era por el emperador romano Teodosio I al considerarlos de carácter pagano.

Imagen de la derecha: atletas de la antigua Grecia (Grecia 2004)

Pierre de Fredy, barón de Coubertín (1863-1937)

La importancia de la celebración de estos juegos trasciende lo meramente deportivo, pues a su marcado carácter religioso se unía el cultural a través de distintos aspectos como la música, la literatura o la arquitectura entre otros. Precisamente fue la conjunción entre lo deportivo y lo cultural lo que llevaría al destacado humanista y pedagogo francés Pierre de Fredy, barón de Coubertín (1863-1937), a luchar por la restauración de los antiguos juegos al considerar el deporte como un medio idóneo para la formación de los jóvenes y su educación en valores, a la vez que se podría explotar sus virtudes en la interrelación de los pueblos como medio de obtener la paz tomando para ello el ejemplo de la tregua que se declaraba en Grecia durante los mismos.

En un principio su proyecto de recuperar los Juegos no tuvo la aceptación que él esperaba a pesar de la curiosidad levantada después de su proclama en la Sorbona de París en 1892. Su constancia no decayó pese al revés sufrido y en 1894 aprovechando la reunión del I Congreso Atlético Internacional en París consiguió que se restablecieran los Juegos Olímpicos con el beneplácito de los representantes de los 15 países presentes, quienes valoraron el beneficio que significaría para la humanidad creando el Comité Olímpico Internacional cuyo primer presidente (1894-1896) fue el griego Demetrius Vikelas.

Imagen de la izquierda: Vikelas (Sierra Leona 2004)

Atenas 1896

Una de las primeras decisiones que tomó el recién creado COI fue que los primeros Juegos Olímpicos de la Edad Moderna se llevaran a cabo en 1896 en Atenas, donde se contó con la participación de 245 atletas en representación de 14 países que aspiraban al medallero de las 9 disciplinas deportivas de aquel entonces.

Esta decisión se argumenta bajo el principio de reanudación de la tradición Helena y del apoyo obtenido por el rey Jorge I de Grecia, quien quería que su país fuera sede permanente, además de la vital aportación del multimillonario y filántropo George Averoff.


Sobre esta línea: Coubertin (Micronesia, Hungría y San Vicente y Granadinas)

El legado de Coubertín: Una filosofía de vida

Durante su presidencia en el COI (1896-1925), previamente había sido Secretario General, se celebraron las olimpiadas de París (1900), San Luis (1904), Londres (1908), Estocolmo (1912), Amberes (1920) y París (1924), realizando un trabajo incansable en la búsqueda de una filosofía de vida que se enmarca dentro del Movimiento Olímpico y que se recoge en la Carta Olímpica con sus principios, leyes, normas y protocolos de organización y funcionamiento, destacando su primer artículo que lo define como: "El Olimpismo es una filosofía de la vida que exalta y combina en un conjunto armónico las cualidades del cuerpo, la voluntad y el espíritu. Al asociar el deporte con la cultura y la formación el Olimpismo se propone crear un estilo de vida basado en la alegría del esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo y el respeto por los principios éticos fundamentales universales".

El legado de Coubertín: Una bandera

La bandera olímpica: Sobre fondo blanco 5 anillos entrelazados con los colores azul, negro, rojo, amarillo y verde (parte inferior) que representan la unión de los cinco continentes y el encuentro de los atletas de todo el mundo en los Juegos Olímpicos.

El legado de Coubertín: Un lema

Citius, altius, fortius: Más rápido, más alto, más fuerte

Imagen de la derecha: lema olímpico (Azerbaiyán 2004)

El legado de Coubertín: Un juramento

"En nombre de todos los competidores, prometo que participaremos en estos Juegos Olímpicos, respetando y ateniéndonos a las reglas que los gobiernan, comprometiéndonos a un deporte sin dopaje y sin drogas, con el espíritu verdadero de la deportividad, por la gloria del deporte y el honor de nuestros equipos". Este juramento ha tenido ligeras modificaciones a lo largo del tiempo, incluyéndose en los juegos olímpicos de Sidney 2000 el término referente al dopaje.

El legado de Coubertín: Un credo

"Lo más importante en los Juegos Olímpicos no es ganar sino competir, así como la parte más importante en la vida no es el triunfo sino la lucha. Lo esencial no es la conquista sino haber luchado bien"

Arruinado por un ideal

En 1925 Coubertín deja la presidencia del COI después de haber quedado prácticamente arruinado tras gastar toda su fortuna por la lucha de un ideal: El Espíritu Olímpico. Era una época en la que de verdad se defendían las ideas a pesar del costo que ello significara.


Imagen de la derecha: corona de olivo y aro olímpico (Japón 2004)

Un corazón en la antigua Olimpia

Por expreso deseo, tras su fallecimiento en Suiza (Ginebra, 2 de septiembre de 1937), su cuerpo fue enterrado en Lausana ciudad a la que se había trasladado la sede del COI en 1915, mientras que su corazón lo fue en la antigua Olimpia donde actualmente puede verse el monumento conmemorativo del renacimiento de los Juegos Olímpicos.

Desconocido mayoritariamente por el gran público, el que sería Padre de los Juegos Olímpicos Modernos fue tachado de visionario pero el resultado de su denodado esfuerzo es un logro que hoy no admite contestación; los datos son demoledores si nos basamos en el más sencillo de los análisis: En las olimpiadas de 1896 participaron 245 atletas en 9 disciplinas deportivas representando a 14 países. En los juegos de Londres está prevista la participación de 10.500 atletas en 35 disciplinas deportivas representando a 201 países.

Su obra está ahí. Un ideal que puso en marcha la maquinaria olímpica; una maquinaria silenciosa que no cesa y que sólo se ha visto frenada por la Primera y Segunda Guerra Mundial (1916, 1940 y 1944).

Durante 17 días millones de personas estarán pendientes de una ciudad: Londres, pues ella será el centro neurálgico una vez más del mayor evento deportivo mundial y todo ello gracias a un hombre que se entregó en cuerpo y alma a un proyecto a través del deporte con un único fin: La búsqueda de una sociedad mejor...

Higinio Medina

 

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