Manuel Borrego
Un episodio del fin de semana: terminada la luchada del Cruce de Arinaga en la final de El Corte Inglés (que merece también casi una investigación del CSI para determinar los fenómenos paranormales allí ocurridos), nos sentamos a escuchar a las personas que saben de lucha canaria. El asunto a debate era lo que iba a acontecer en la tarde del sábado, en Tenerife, en el transcurso del encuentro final por el título de la Liga Regional juvenil: "Creo que no te enteras todavía cómo funciona la lucha canaria", nos decía nuestro veterano tertuliano. "Esto es lo que va a ocurrir: luchará Alejandro Afonso, es posible que gane el Tijarafe y remonte, le entregarán la Copa al conjunto local en un ambiente que ya te podrás imaginar, pero el Adargoma no sale campeón ese día en Tenerife. Y ya veremos ...". Caímos, sin embargo, de inmediato en las secuelas de una medida de ese calibre; las posibles sanciones por incumplimiento del reglamento. "Y qué más da ... La lucha tiene un reglamento e interpretación del reglamento". No dábamos crédito al vaticinio cumplido de pleno horas después.
Una temporada da para mucho, especialmente para comprobar situaciones que van en detrimento o deslucen las competiciones, como ha podido ser este caso de la alineación indebida que ha cometido el Tijarafe. Posiblemente (lo dejamos en hipótesis) es la primera vez que un club renuncia a sus opciones reales deportivas de ganar sin sombras un título. Y comete un error dos veces; a conciencia al menos en la última oportunidad, retando las normas de competición y el aviso emitido por la propia Federación que regula la competición en curso. Es un hecho inaudito que, por el contrario, no causa extrañeza a gente enraizada en la lucha canaria, pues lo ven o asumen como algo rutinario. ¿Qué pasa en este deporte, traicionado desde dentro en sus conceptos de nobleza y mirada limpia?, ¿por qué tantas polémicas y retos de los clubes a la regularización de los torneos?, ....
Los que llegamos del mundo exterior agradecemos el calor que se nos brinda en todos los terreros pero no podemos compartir lo anormal como cotidiano. Mirar para otro lado no le hace bien al deportista o la competición. Si un aficionado se lanza a la caza de un árbitro, lo denunciamos. Si un deportista o técnico tiene un comportamiento antideportivo, también se verá reflejado en justa medida, incluso con su propia versión. Si algo no cuadra, trataremos de ayudar a encajarlo en su lugar ... La lucha necesita cariño, pero también sinceridad y la limpieza que goza desde antaño.
Decía Juan Martel, el mandador que se retira del Castro Morales, que la lucha canaria requiere una especie de catarsis general. Es posible que, dentro de sus explicaciones de un hombre con profundas convicciones, tenga algo de razón en ello.
En cualquier caso pedimos que nos disculpen; somos nuevos en el terrero y no asumiremos pulpo como animal de compañía.