Con esta entrega damos por finalizada la serie dedicada a los Juegos Olímpicos y la filatelia que Tinta Amarilla ha venido publicando en los últimos días con motivo de los Juegos de Londres 2012. Evidentemente es un tema muy amplio ya que el abanico de posibilidades para tratarlo es muy variado y de bastante enjundia, pero nuestro objetivo era dar a conocer de forma muy somera un aspecto cultural que entronca perfectamente dentro de los parámetros en los que el barón de Coubertín había diseñado su concepción olímpica.
Juegos Olímpicos de Sidney (Australia 2000)
Deporte y cultura
La importancia de combinar deporte y cultura fue determinante en el proyecto del Barón ya que en su condición de pedagogo veía en esta conjunción un elemento fundamental para el desarrollo de la persona, particularmente de los jóvenes. Con este principio como eje fundamental de su trabajo organizó en París una Conferencia Consultiva de las Artes, las Letras y el Deporte, donde surgió la idea de celebrar el llamado Pentathlon de las Musas y en el que la arquitectura, la pintura, la escultura, la literatura y la música serían las áreas en las que se agruparían los concursos.
El primer Pentathlon de las Musas se organizó en los juegos de Estocolmo (1912), venciendo en literatura la obra titulada Oda al Deporte escrita por G. Hohrod y M. Eschbach, que resultó ser el pseudónimo del propio Coubertín: (¡Oh Deporte placer de los dioses...).
A la derecha, Juegos de Atenas 2004 (Namibia)
La importancia de estos concursos a la par que los Juegos vivieron su máximo esplendor en París 1924 con la Olympic Art Competition, mientras que en Londres (1948) empezaron a decaer y a partir de Helsinki (1952) se convirtieron en meros festivales que perdieron el carácter competitivo, pasando a llamarse Olimpiadas Culturales desde Barcelona 92 y en las que se integran todo tipo de manifestaciones artísticas que han ganado en participación e importancia social desde sus orígenes.
El porqué de los sellos como ilustración
A excepción de los Juegos de 1900 a 1912 la filatelia ha estado presente con la emisión de sellos conmemorativos de los mismos. En principio con algunas series, hoy con la puesta en circulación de múltiples y variadas tiradas que han hecho de la temática olímpica una de las más apreciadas por los coleccionistas a nivel mundial.
Podemos hablar de los sellos desde el punto de vista del notario de la actualidad, como podemos hablar de los sellos desde el punto de vista artístico desde el momento en que se diseñan; como también podemos hablar desde el punto de vista económico por los ingresos que genera a sus países o a quienes ven en ellos la especulación por la escasez de ejemplares que se puedan encontrar en el mercado. Un ejemplo claro fue que en los "no juegos de 1906" Grecia ingresó por la venta de la serie que emitió la nada despreciable cantidad para la época de 400.000 dracmas... En la actualidad hay muchos Estados que emiten sellos que probablemente nunca se pegarán en un sobre, pero aún así les reportan pingües beneficios por el deseo del coleccionista de poseerlos.
A la izquierda, Juegos Olímpicos de Sidney (2000)
El haber elegido la filatelia como elemento ilustrador de los artículos publicados, al margen del marcado referente cultural, social y económico que representa, es porque la Filatelia Olímpica forma parte de la estructura del COI a través de la Comisión de Coleccionistas después de que en 1982 se fundara la Federación Internacional de Filatelia Olímpica, de la que Samaranch fue uno de sus principales impulsores y quien además poseía una de las colecciones más importantes a nivel mundial, que en la actualidad se puede contemplar en el Museo Olímpico de Lausana.
A partir de 1988 se organiza conjuntamente con los Juegos y como parte del programa olímpico una exposición bajo el nombre de Olymphilex en la que se exhiben y compiten colecciones y se premian a los mejores sellos emitidos con motivo de las olimpiadas.
El sello de la vergüenza
Es evidente que entre Atenas 1896 y Londres 2012 media un abismo propio de la evolución de la sociedad, no obstante los principios que debieran regir los juegos siguen inalterables en el fondo pero con muchos matices que los hacen diferentes aunque mantengan su esencia, y que normalmente surgen de la condición humana como puede ser entre otros muchos el dopaje.
A la derecha, Leonidas Sampanis (Grecia 2004)
Durante los Juegos de Atenas 2004 se emitió el 17 de agosto un sello en honor del atleta griego Leonidas Sampanis que había conseguido la medalla de bronce en Halterofilia, pero al dar positivo en el control antidoping fue descalificado retirándose de la circulación el día 23 de agosto. Esta circunstancia motivó que el sello alcanzara un valor considerable en el mercado ya que fueron unos pocos los que se habían vendido, lo que sin lugar a dudas venía a significar dar un "premio" a un acto que va en contra de los principios del Olimpismo, por lo que el correo griego lo volvió a poner en circulación para evitar que se especulara con el mismo.
Creemos que la cultura es intrínseca a las Olimpiadas, que difícilmente se puede separar de ella, pues desde que oímos hablar sobre un deportista empezamos a conocer aspectos de su país. El diseño de los trajes, la arquitectura de los estadios, las mascotas, el himno de los medallistas, las sedes, los pictogramas, las fotografías y todos los "las" que queramos añadir son cultura y es arte, por lo que sin temor a equivocarnos podemos llegar a la conclusión de que los Juegos Olímpicos son sinónimo de cultura en la más amplia acepción de la palabra.
Esta combinación armoniosa que contemplamos cada 4 años, considerandos al margen, refleja la grandeza de uno de los espectáculos, si no el que más, visuales y sociales más importantes del planeta. Es el legado de alguien que se anticipó a su tiempo; es el legado de Pierre de Fredy, barón de Coubertín...
Higinio Medina