"¿Has traído la medalla?"
17/08/2012

Nicolás García Hemme lleva su plata olímpica al punto de origen: el Gimnasio Doksuri, donde se inició en el taekowndo y le esperaban para darle un baño de cariño

Una medalla olímpica visitó este viernes el lugar donde tuvo su origen: un gimnasio modesto en la capital grancanaria, el número 2 de la calle Costa Rica; apenas un centenar de metros cuadrados para instruir a jovencitos deportistas, ávidos de éxito. Justo una semana atrás, esa misma presea plateada lucía colgada en el cuello grancanario de Nicolás García Hemme en los JJOO de Londres 2012, después de una intensa jornada en la que el taewkondista isleño logró sorprender a los principales competidores mundiales del peso welter, salvo al argentino Sebastián Chrismanich.

Nico ha vivido en una nube en las últimas jornadas, después de que fuera proclamado subcampeón olímpico y firmara el cupo de medallas españolas para el deporte que practica desde tierna edad. Ha estado de un sitio a otro pero tenía ganas de llegar al Gimnasio Doksuri y verle la cara a todos los pequeños admiradores que tienen ahora una referencia en el horizonte. "¿Has traído la medalla, Nico?" le preguntaron nada más llegar, luego de visitar al doctor Javier Hernández Campos quien trata con su metodología de última ola la lesión de rodilla con la que terminó los tres combates finales en el Pabellón Excell.

La alegría compartida por los nuevos taekowndistas, que lucen en sus cinturones todavía la gama multicolor de los aprendices (C. Torres)

Nicolás paseará, a partir de la próxima semana, la medalla de plata por otras islas a petición de los clubes federados de este deporte. Toca el martes desplazamiento a Tenerife, para responder a la petición de sus admirados Asunción Martín (campeona de Europa de técnica) y Rosendo Alonso (deportista preolímpica). El jueves viaja a El Hierro y durante la semana seguirá atendiendo a todas aquellas peticiones que le salgan en el camino porque "Nico es incapaz de decir un 'no' a nadie", resalta su padre Ibrahim.

Allí se quedó, en el Doksuri, disfrutando de su gran momento, que consiste en un baño de cariño recíproco. Deja una semilla y, como en el rugby, una "patada a seguir".

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