El enfado del respetable
08/09/2012

Por Higinio Medina

Poco han tardado en llegar las protestas del aficionado al Gran Canaria; protestas que podemos considerar justas por lo visto en el partido que enfrentaba a la Unión Deportiva Las Palmas ante el Alcorcón, y aún considerándolas justas no podemos compartir que las mismas se realizaran mientras se disputaba el encuentro, y menos aún cuando se focalizaban en Mariano Barbosa al tocar éste el balón o en el caso de Corrales. Lo normal hubiera sido que ante la adversidad y el despropósito que presenciábamos se animara al equipo para que en la medida de lo posible reaccionara y diera otra imagen.

Es evidente que ha sido un encuentro para olvidar pero del que hay que aprender; muchos fallos de coordinación entre líneas y "ausencia" de jugadores que no estaban en lo que tenían que estar, viéndose sorprendidos en las distintas parcelas del campo por un equipo visitante que frenaba la salida de los amarillos empeñados siempre en salir con el esférico dominado desde la retaguardia a pesar de las dificultades con las que se encontraban y cuando las circunstancias podrían recomendar otro tipo de acciones.

Fue un partido con marcadas connotaciones, tanto desde el punto de vista del rival que sudó la camiseta a la vez que dominaba a los locales fruto de una excelente lectura de sus características, eso sí en muchos casos aderezando su trabajo con cierta marrullería al tratar de parar el partido con lesiones imaginarias, como desde el punto de vista del trío arbitral con decisiones a veces incomprensibles que pudieron perjudicar a los canarios, aunque este último no es argumento suficiente para excusar la "debacle" vivida.

La liga va tomando cuerpo y las palabras se van quedando sólo en palabras, al igual que los deseos, pero a la salida del estadio uno va oyendo comentarios de los que sobresalía un nombre en particular: Juan Manuel Rodríguez. No sería bueno para el proyecto este tipo de debates y menos cuando tan solo se han celebrado cuatro jornadas y todo está por ver, pero si a la condición humana se le unen los fantasmas del pasado en forma de goles a balón parado y escasa capacidad goleadora se forma un cóctel muy especial...

Seamos pacientes y esperemos que sea un mal sueño. Animemos a los jugadores durante el partido a pesar de que las cosas vayan mal. Hay que crear ambiente tal y como se vio al final de la primera parte después del gol y a principios de la segunda, en la que parecía que el equipo se sobreponía del duro varapalo recibido y podía equilibrar la balanza; pero lamentablemente fue efímero y de nuevo, los pitidos...

 

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