"Estoy pensando en cómo se recorta el espacio de mi recuperación" afirma el portero en el inicio de su puesta a punto para regresar a las órdenes de Sergio Lobera
M.B.
Raúl Lizoain tiene una 'sonrisa antídoto' contra cualquier adversidad. Al portero grancanario le ha tocado conocer pronto una parte de su profesión que consiste en trabajar de forma no activa, recuperándose de un contratiempo. Está en casa, rodeado de optimismo y con un mensaje que clarifica sus intenciones: "Me toca pensar en cómo se recorta el espacio de mi recuperación". Gabriel y Dolores, sus padres, alimentan ese sonreír que pinta la cara del deportista. Un día después de acudir al quirófano para la artroscopia milagrosa, Raúl pasa la jornada con la pierna estirada, sorteando las primeras curvas de la recuperación. "En una semana ya estoy en manos de los fisios del equipo, esto irá rápido. Enero no está tan lejos".
Muy cerca de su asiento, una imagen que lleva presente. En ella, Barbosa le desea suerte al tomar la alternativa el día de su debut en Huesca (26 de noviembre de 2011) como relevo de su compañero argentino. Seis actuaciones en total la pasada temporada y dos derrotas: la inicial (2-0) y mismo resultado contra el Barcelona B; los restantes tres partidos, triunfos amarillos con un porcentaje elevado de puntos logrados en sus minutos de actuación. Empatía, pues, con su optimismo, que recorre propias sensaciones: "Estuve aquí, en casa, escuchando el partido contra el Xerez. Estaba convencido de que íbamos a vencer y pasar la eliminatoria. Mis compañeros me dieron la alegría. Agradezco muchísimo sus mensajes de apoyo, así como el que estoy recibiendo de todos los aficionados amarillos. Nos vemos pronto".
La lesión no se olvida aunque todavía tratan de explicar qué pasó aquel día en el campo auxiliar de La Albericia, en Santander: "Me lancé a quitarle el balón a David González en una jugada y pensé que iba a deslizarme sobre el césped. Pero la superficie estaba tan seca que no avancé en el suelo. La rodilla se quedó atrás y sentí un chasquido (el menisco). Enseguida supe que era importante pero ... ahora estoy aquí. Todo olvidado". Un trofeo de guerra para recordar la descendencia, cuando llegue.
"Ahora comprendo lo que han sufrido mis compañeros como Vitolo o Aythami. Comprobar cómo salieron ellos adelante me da fuerzas", sentencia.
Aitor, hermano de Raúl, y Lilian Acevedo acompañan al portero amarillo (C. Torres)
AITOR, EL BUSCATALENTOS PARA LA PORTERÍA
Muy cerca escucha su hermano Aitor, el hombre que en una etapa primaria fue el responsable de que hoy Raúl salga a un terreno de juego con los guantes enfundados. Cuenta la anécdota: "Mi hermano era el más pequeño del grupo. Veníamos a jugar al fútbol con mi primo y no sabíamos qué hacer con él porque era realmente pequeño con respecto al resto. Así que siempre le decíamos: "enano, tú a puerta". Se lo tomó tan en serio ...". Y así se produjo la primera captación.