Aficionados de la Subida de Moya asumieron el riesgo una y otra vez en un lugar con alto riesgo de accidentes
Testigo directo / Alejandro Medina
El sábado 20 de octubre comenzaba con una propuesta deportiva interesante: la octava subida de Moya. El día se presentaba complicado para los participantes, ya que cayeron unas gotas de lluvia que convertía la carretera en una pista de patinaje, pero por suerte no sucedió nada trágico y a lo largo de la mañana salía el sol para permitirnos disfrutar de una intensa competición con distintas alternativas para la tabla clasificatoria.
Unos espectadores empezaban a llegar a la localidad, otros ya habían acampado en las afueras de la misma y se situaban a lo largo del tramo en busca de las mejores vistas para deleitarse con esta prueba. Pero como suele suceder, ciertas personas no respetan las señales de advertencia que, con mucha molestia y velando por la seguridad del espectador y de los participantes, se preocupan de poner los componentes de la Federación de Automovilismo y de las Escuderías encargadas de la organización.
Ejemplo de esta negligencia la encontramos en algunos espectadores que hacen caso omiso de las zonas de máximo peligro del tramo y se sitúan en lugares que pueden servir de escapatorias para los vehículos, o bien lo hacen en curvas donde el vehículo puede salirse de la calzada por cualquier circunstancia de consecuencias impredecibles, etc. Y todo ello a pesar de que los responsables de seguridad les indiquen a lo largo de la misma que no deben estar situados ahí, que tienen que retirarse ...
Transcurría la primera manga de entrenamientos cuando pudimos observar algunos sustos por salidas de pista y un trompo con un ligero toque de un vehículo debido a la lluvia antes mencionada.
A lo largo de la segunda manga, los pilotos comenzaban a aumentar el rendimiento de sus monturas y bajaban mucho más sus tiempos, tanto es así que pudimos observar una situación de peligro en una de las primeras curvas del tramo llamado ‘la Josefa', donde Iván Armas llegaba de una recta en la que alcanzaba gran velocidad y reducía la misma cuando su coche le hacía un extraño y le forzaba a tener la sangre fría necesaria para conseguir dominarlo y no salirse de la curva pudiendo salvar la situación de atropellar a gente que estaba muy mal situada en ese lugar, eso sí, a pesar de que se les obligara a moverse e hicieran caso omiso de las indicaciones. No obstante, nada más irse los responsables de seguridad que les habían obligado a dejar ese sitio, algunas personas volvían al mismo como si nada hubiera pasado.
Dejando esta situación atrás, entramos ya en la tercera y última manga y los pilotos vuelven a aumentar el nivel y bajan de nuevo sus tiempos, y es en este tramo donde ocurre lo que todos veíamos que podría pasar, el vehículo número 47 pilotado por Armando Díaz (BMW M3 E36) se salía en la misma curva donde anteriormente Iván Armas se llevó "el susto" que comentaba antes. En este caso el piloto intentó controlar el coche como pudo pero no consiguió sacarlo en esta ocasión y haciendo un trompo salía por la escapatoria donde se encontraba la gente mal situada y golpeando sin querer, ni poder evitarlo, a una persona que curiosamente ayudaba a despejar de aficionados el lugar. Sólo golpes y magulladuras, por cierto.
Pero tan rápido como se desalojó la zona de ambulancias, de nuevo algunas persona volvían a situarse, increíblemente, en la misma curva como si no hubiera pasado nada; como si lo que había sucedido no implicara riesgo alguno. En ese momento tiene que hacer presencia la Guardia Civil y desalojar la zona para que pudiera continuar la prueba con normalidad. Aún así, mientras transcurría lo que restaba de competición algunas personas se volvían a situar poquito a poco en el mismo sitio, volviendo a hacer caso omiso de las indicaciones. Afortunadamente la prueba finalizaba sin que se volviese a producir ningún incidente.
Llegados a este punto reflexionamos: ¿qué tiene que suceder para que las personas se den cuenta de que están haciendo algo mal y tan peligroso para que reaccionen y no cometan tamaña irresponsabilidad?, ¿A qué esperan; a que se produzca alguna desgracia?. No nos extraña que en las televisiones (por poner un ejemplo) se les dé más realce a estas manifestaciones automovilísticas cuando hay accidentes que en lo que es la prueba en sí. Queremos pensar que lo hacen para concienciar a la gente de que no vuelvan a hacerlo, pero como hemos podido ver hoy, sin efecto alguno.
Como conclusión a este día y estas líneas esperamos que algún día los aficionados se conciencien que esto no es un juego de azar y que no esperen a estar dentro de la "boca del lobo" para reaccionar, ya que en ese punto no tienes oportunidad alguna de solventar la situación.