Al primer toque
04/11/2012

Por Higinio Medina

Uno de los aspectos más significativos de la primera parte que enfrentó a la Unión Deportiva Las Palmas frente a la Ponferradina fue el juego al primer toque que presenciamos en los primeros veinte minutos del encuentro. Paredes como no se habían visto en partidos precedentes, principalmente por el número de ellas, hacían disfrutar al aficionado que ven como su equipo poco a poco inicia la remontada tras un comienzo con más sombras que luces.

Al margen de la sufrida victoria, que pudo irse al traste en el último suspiro con el único remate a puerta de la Ponfe y que fue repelido por el poste, el equipo amarillo no pudo o no supo manifestar su superioridad numérica ante el rival de turno al quedarse éste con un jugador menos por expulsión en el minuto treinta y siete del primer periodo. Parece que cuesta aprovechar este tipo de ventajas, aunque en descargo de los grancanarios está el planteamiento ultradefensivo de los leoneses tal y como ya sucediera ante el Rayo. Así y todo, no debe ser suficiente disculpa.

Es evidente que todavía queda mucho por mejorar, así lo reconoce el propio entrenador de la Unión Deportiva, pero hay circunstancias que llaman la atención de muchos seguidores; por ejemplo el jugar con los extremos a pierna cambiada. Hoy vimos a Momo con opciones claras de crear peligro en acciones de ataque, pero la tendencia a irse hacia el centro o el tener que colocar el balón en su pierna buena provocaban que se desaprovecharan oportunidades cuanto menos factibles de mayor productividad.

Desconocemos si lo comentado anteriormente influyó en el rendimiento de Sergio Suárez, lo cierto es que no es el mismo Sergio de temporadas anteriores y en ocasiones llega a "desesperar" al respetable con sus errores. No se puede ser una eterna promesa y las oportunidades de juego que se le dan hay que saber aprovecharlas; a estas alturas no vale pedir paciencia, sobre todo cuando ya ha demostrado con creces que tiene hechuras suficientes para tener más presencia en el equipo.

A todo esto, el rostro del aficionado comienza a cambiar pues la mejoría empieza a dar sus frutos; incluso animaba al equipo con sus aplausos en los momentos en que éste estaba más espeso de ideas y le flaqueaban las piernas, demostrando una vez más que la complicidad entre jugadores y aficionados es necesaria para poder llegar a buen puerto...

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