El jugador grancanario adelanta a Brabender en el histórico de pasadores del Gran Canaria en la Liga ACB después de jugar su partido más largo de esta temporada ante el Valencia
Roberto Guerra vive su nueva reválida en la ACB, casi como la que pudo vivir cuando con 17 años debutaba en la categoría. Y el escolta grancanaria la supera por el momento de una manera que pocos sospechaban. Después de tres contratos temporales de una quincena de días, extendió su compromiso hasta un más relajante 15 de enero. En esa fecha, Roberto espera poder haber sellado una nueva vinculación, que se gana con encuentros como el que disputó ante el Valencia, en el que más tiempo ha estado en la cancha (19 minutos), siendo el séptimo hombre del conjunto, por delante incluso de la que se presumía que debía ser una de las estrellas, Jon Scheyer.
Guerra fue uno de los dos hombres amarillos (en ese partido de verde) que rompió el aro valenciano desde más allá de los 6,75 metros. Metió el primero de los triples, y con esa canasta supera la barrera de las dos centenas de triples anotados con el Granca en la ACB, 201. Lleva 221 en el total de su carrera en la máxima categoría, con un porcentaje de acierto del 31%, pero cada uno de los que anota en estos momentos parece tener un valor especial.
El jugador grancanario da un paso hacia arriba en las clasificaciones históricas del Granca en la ACB. Con 61-77 en el marcador le dio un pase a Samu Domínguez para que este lograra una falta de los rivales. En ese momento, Guerra estaba logrando su asistencia número 376, con la que superaba las 375 con las que David Brabender era el cuarto de la lista de pasadores amarillos en la máxima competición. El líder, no obstante, está muy lejos; es Marcus Norris, con 513.
La carrera profesional de Guerra se ha desarrollado básicamente en la ACB (11 temporadas, contando la actual) y en la Adecco Oro (dos campañas). Una lesión rodilla le ha impedido desarrollar sus mejores cualidades en los últimos años, y también algo de fuera de forma. Ahora está hecho un ‘figurín', apuesta por la disciplina de equipo; y dar el máximo de sus posibilidades para intentar llegar al final de temporada vestido de amarillo.
Su regreso al Gran Canaria no ha sido un mero trámite con tintes nostálgicos del club que le vio nacer profesionalmente. Algo como pudo ocurrir con John Morton en su momento. Roberto ha venido para quedarse; y sólo su trabajo le va a poder dar esa recompensa.