Thievy salda 928 minutos de sequía realizadora
22/12/2012

El delantero galo reconoce que tenía ansiedad y necesitaba marcar en una portería rival

M.B.

"Sí, tenía ansiedad. Quería marcar". Confesaba Thievy su necesidad personal de llevar un balón a las redes de la portería contraria. Porque a pesar de sus excelentes actuaciones en la racha de la UD Las Palmas iniciada con motivo de la visita del Sabadell, lo cierto es que en los diez últimos encuentros Thievy no había mojado. Hasta que, por fin, acertó a superar a Goitia, cerrando el círculo. Se habían cubierto 928 minutos en juego sin marcar desde que perforó al Almería en el Gran Canaria hasta que puso el 2-0 con el CD Mirandés.

Todos los goles de Thievy (cuatro) se han producido en feudo isleño. Dos al Villarreal, uno al Almería y otro al Mirandés. En este último encuentro sus intentos fueron constantes. La velocidad del galo es insultante y cuando la exhibe junto a los zagueros rivales de la categoría demuestra ofrece un plus que es un valor de inalcanzables cualidades. Escapó en distintas ocasiones y llegó a desbordar en dos de ellas al meta Goitia, pero el gol tuvo que esperar hasta el minuto 82. Además, dos de los goles de Thievy están fraguados en sociedad con Chrisantus que, como hiciera este sábado, le asistió en el choque frente al Villarreal.

El trabajo de los delanteros parece no tener recompensa si finalmente el último golpeo no acaba en las jaulas adversarias. Thievy ya no podía esconder su creciente necesidad. Porque cuando el colegiado Piñero Crespo decidió la máxima pena contra el Mirandés, el francés reclamó uno de los balones a los recogepelotas del Gran Canaria para situarse en la proximidad del punto situado a once metros. La imagen fue curiosa: Vitolo (foto de la derecha) y el capitán David García convencían al francés para que abandonara la idea ya que la prioridad del lanzamiento era para Momo. Thievy se resistía mientras cruzaba miradas con el otro posible ejecutor del penalti. Pero claudicó.

Y cuando Momo erró el lanzamiento de la pena máxima, precisamente fue el francés el primero que acudió a su lado para levantarle el ánimo. Los síntomas de buena salud ambiente y compañerismo invaden al mejor equipo actual de la Segunda División.

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