El grancanario Alejandro Navarro se convierte en el primer europeo en conquistar el Open de Tokio de kárate
Manuel Borrego
Alejandro Navarro (Las Palmas de Gran Canaria, 15 de septiembre de 1976) llevó una bandera canaria el pasado mes de noviembre hasta el corazón de Tokio. Allí subió con ella a lo más alto del podio en la modalidad de kárate kyokusinkai -permisividad al contacto entre los contrincantes- tras coronarse campeón del torneo de mayor prestigio del país del Sol Naciente, la cuna del propio kárate. Ese día un canario se convertía en el primer europeo que se alzaba con el título tras 44 ediciones del torneo.
Esa hazaña la había acariciado en 2009 con el subcampeonato mundial, también en Japón, aunque el prestigio del sempai grancanario (cinturón negro segundo dan) no ha dejado de crecer con ocho títulos europeos en su palmarés personal. "Ganar en Japón el torneo fue algo especial", confiesa a Tinta Amarilla.es, "porque es una prueba muy dura a la que acceden 128 karatecas, cien de ellos japoneses. El torneo es abierto y los extranjeros acuden a él por invitación. Para mí fue un gran honor lograrlo", comenta. "Soy el segundo no japonés en inscribir su nombre en el palmarés; antes lo hizo un ruso pero a nivel de competición se le consideró asiático".
El podium del prestigioso torneo estuvo encabezado por Alejandro Navarro, seguido en orden posicional por Goderzi Kapanadze (Rusia), Shoki Arata (Japón), Darmen Sadvokasov (Rusia), Ilya Karpenko (Rusia), Kyohei Ajima (Japón), Syohei Kamada (Japón) y Zenjyuro Mori (Japón).
El podio del Open de Tokio, con Alejandro Navarro en primera posición, a la izquierda (A.N.)
"Salí de España hace siete años en busca de oportunidades"
Alejandro confiesa que es un campeón labrado paso a paso. Se crió en Escaleritas (calle Dean Rodríguez Bolaños) y su primer contacto con el tatami fue "a los 14 años, cuando empecé en taekwondo y hapkido". A los 20 años, en 1997, se inició en el kárate para ir evolucionando en este deporte a la vez que abandonaba su tierra natal para seguir el proceso formativo y laboral en Fuerteventura, Barcelona, Japón, Alemania y, por último, Costa Rica. "Hace un tiempo hemos abierto un gimnasio en Costa Rica y allí es donde estamos ahora trabajando. La vida es similar a Canarias, incluso la gente tiene rasgos comunes en lo que al carácter se refiere".
Navarro comenta que "mi marcha se debe a la búsqueda de oportunidades. En Canarias las ayudan son pocas o nulas y para competir a gran nivel hay que desplazarse. En España existe un excelente nivel de competidores en la zona de Cataluña, por eso mi primera intención fue establecerme allí".
Sus objetivos en 2013 pasan por el Campeonato de Europa a disputar en París-Berci, en mayo, mientras las miras de abril son superiores pues se desplazará hasta Japón para intentar acceder a la corona mundial de la especialidad. "Estoy sorprendido por el seguimiento que ha tenido mi triunfo en Japón, especialmente por el apoyo recibido a través de las redes sociales".
A Alejandro Navarro le caracteriza su peculiar barba trenzada: "Siempre he llevado barba y la llevo así porque me encanta la mitología escandinava. No es por culto a ninguna figura en particular".