Manuel Borrego

La UD Las Palmas acude en 2013 a un mercado de jugadores olvidado cuya presencia en nuestra Liga no ha sido quizá proporcional a lo largo de la historia con la importancia que llegó a alcanzar; no ya para el fútbol grancanario, sino para el balompié profesional. Porque Perú ha aportado apenas media centena de futbolistas que se proyectaron cruzando el Atlántico hasta la Liga. Comentamos que Andy Pando se convierte en el cuarto jugador del país andino que defiende la elástica amarilla, con un contrato de 18 meses en donde ha de ofrecer una producción exprés que congratule el esfuerzo que realiza el club que aspira a regresar a la Primera División.

Pando, al borde de sus treinta años, es una revelación tardía con debut en Primera División a los 25 años de edad (Alianza Atlético Suliana) y distintas etapas que han cristalizado en la última campaña con su reciente notable firma de goles. Quedó libre en diciembre en el Real Garcilaso tras una polémica interna -creyeron en el club de procedencia que tenía un pacto para fichar por Juan Aurich cuando estaba en plena competición- y ahí apareció el servicio de captación del club grancanario para proporcionarle una oportunidad en el teatro europeo. La UD Las Palmas ganó la partida especialmente al Deportivo Cali, cuando ya en Colombia se había anunciado a nivel mediático que Pando sería el nuevo compañero de ataque del repatriado Edixon Perea.

CUALQUIER TIEMPO PASADO ...

Pando es heredero de aquel Perú que fue uno de los poderes del balompié sudamericano, especialmente cuando quedó campeón de la Copa de América en 1975. Su equipo entonces practicaba un fútbol de ataque de alta escuela, girando en torno a los célebres Teófilo Cubillas, Héctor Chumpitaz, Juan Carlos Oblitas y Guillermo de la Rosa. Tuvo una destacada actuación en el Mundial de México en 1970, cuando sería cuartofinalista, ensombrecido más tarde con el reconocido tongo de Argentina'78, tras un 6-0 pactado que permitió a la selección albiceleste acceder a la gran final en la época dictatorial del General Videla.

Sin embargo, pese al prestigio internacional que Perú adquirió, sus futbolistas no tuvieron proyección en nuestro país. Sin duda el más destacados de todos fue el delantero Hugo Cholo Sotil (FC Barcelona, 1973), complemento perfecto en el ataque azulgrana de la época liderada por Johan Cruyff. Pero incluso el propio Oblitas, fichado en 1975 por el Elche, tuvo una participación efímera en la Liga (un partido), al no aclimatarse a la vida en el Viejo Continente.

De estos emigrantes peruanos al fútbol español, tres arribaron a la UD Las Palmas. El primero de ellos fue el medio Alberto De Mola (1958, imagen de la derecha), con una etapa cerrada en Primera con el descenso de categoría y en el preámbulo de la llegada de los 'diablillos amarillos' (con Guedes y Tonono como anticipo).

El segundo de los peruanos amarillos fue Emilio Martín Hidalgo (1997), una inversión importante del club grancanario en la etapa de Gerencia Deportiva. Las Palmas creyó que había fichado al lateral zurdo de teórica mayor proyección del fútbol sudamericano. Pero resultó una decepción, sin cristalizar sus prestaciones en las distintas ocasiones en que el club analizó su continuidad en la plantilla.

El tercero de la serie fue Juan El Pulpo Jayo (2001, imagen de la izquierda), experimentado pivote defensivo de largo recorrido internacional. Un futbolista de club, acoplado a Vinny Samways en un año de dificultades que también tuvo como desenlace el descenso a la Segunda División.

El CD Tenerife también hizo sus apuestas recientes en el fútbol peruano. Chemo del Solar (más tarde Salamanca, Celta y Valencia) fue un centrocampista eficiente en la etapa valdanista del club blanquiazul. O Percy Olivares, un lateral de efímero paso sin llegar a consolidarse como blanquiazul.

El escaparate internacional de Perú no es el de antaño, aún cuando han brotado en la última década interesantes jugadores como son Acasiete (ocho temporadas en el Almería, hasta 2012), Jefferson Farfán, Paolo Guerrero, Solano o Claudio Pizarro, este último figura del Bayern Munich y sin duda referente en el ataque.

Pero el fútbol de Perú, que fue uno de los países pioneros en la primera Copa del Mundo de 1930, está inmerso en una crisis profunda que acumula siete ausencias consecutivas en la Copa del Mundo desde España (1982) o en los Juegos Olímpicos (desde 1960, Roma). Es pues un escenario idóneo donde la UD lanza redes y pesca a un pichichi.