Un paso y después otro
20/01/2013

Por José Hernández

No podía empezar mejor la segunda vuelta para la UD Las Palmas, pues aparte de conseguir los tres puntos ante el Rácing de Santander, que luchó y peleó lo suyo para intentar nivelar el gol de Vitolo, el resto de los resultados permite recortar distancias en los puestos altos en la tabla, y hasta el Barca B, que está en el grupo de los escogidos pero como "comparsa", echó una mano con ese empate a última hora en el campo del Almería, que con un jugador menos estuvo a punto de derrotar al filial azulgrana.

Pero lo cierto y la clasificación así lo indica, Las Palmas se ha colocado a tres puntos del ascenso directo, cuando aún faltan por disputar veinte partidos (sesenta puntos), una eternidad. Pero los amarillos, como no podía ser de otra forma, están caminando pasito a pasito. No hay que pensar en grandes zancadas, sino que la próxima estación se encuentra en Lugo, que en la primera vuelta nos empató en el Gran Canaria, y ahora toca devolverle la moneda, con una victoria si es preciso.

Llega un mes de febrero y principio de marzo en el que vienen y visitamos a equipos con los que nos estamos codeando en la parte alta de la clasificación, y en este periodo, en función de los resultados que se obtenga, se puede dar un salto cualitativo para el objetivo trazado, y en este sentido se nos antoja que el apoyo de la afición es vital. Ya el público, pese a que el partido era televisado y al frío, se dejó notar ante el Racing. Vienen jornadas decisivas y aquí, equipo-afición tienen que estar más unidos que nunca. Nos acordamos de aquella temporada en Segunda, con Paquito en el banquillo y que decía lo de "puntito a puntito". Si hubiera existido mayor apoyo, en aquella temporada se hubiera ascendido a Primera, y al final, el bueno del valencianista Paquito García tenía razón.

Hay mucho camino por andar. A Sergio Lobera le vemos convencido de su trabajo, y sus declaraciones son coherentes con lo que vemos en el campo. La afición le ha demostrado que apoya su trabajo y esa dinámica hay que trasladarla también al equipo, que los jugadores se vean arropados y sean, de verdad, ese número doce, que en ocasiones es tan decisivo.



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